CAMINOS VECINALES JUNTO A LAS AUTOPISTAS Chusa Lamarca: Desglobaliza

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Como afirma Ignacio Ramonet, "instantaneidad, espectacularización, fragmentación, simplificación, mundialización, mercantilización se han convertido en las características más destacadas de una información estructuralmente incapaz de distinguir los verdadero de lo falso". Ante este panorama tan desolador en el que la información se nos presenta homogéneamente manipulada, desigual, desequilibrada, banalizada o mercantilizada, y al servicio de los intereses políticos y económicos hegemónicos; y en la que el poder cuasi omnímodo de las grandes transnacionales de la comunicación parece no dejar resquicios a la participación popular ¿qué hacer? ¿Apagar nuestros aparatos de radio y televisión, desconectarnos de Internet y hacer oídos sordos a la información mediatizada?

La verdadera lucha contra el poder desmedido de los medios de comunicación masivos no consiste solamente en hacer oídos sordos a sus dictados o en criticar los excesos de la mediocracia y desenmascar sus métodos, sino en crear los cauces para hacer posible una verdadera participación, utilizando los medios y los canales ya existentes o creando nuevas vías de expresión.

El flujo informativo debe seguir unas corrientes de información pluridireccionales procedentes de diversas fuentes: hacia arriba, hacia abajo y horizontalmente. Para que no se oigan sólo las voces de los grandes imperios de la comunicación de masas, hoy más que nunca es necesaria la participación popular, de abajo hacia arriba, para controlar los abusos del poder. La resistencia debe ser activa, los medios de comunicación de masas no son una realidad que nos mediatiza y condiciona, sino que deben ser un espacio a transformar, un medio para ganar y ejercer el espacio de poder que le corresponde realmente a la sociedad. Los colectivos sociales deben ser capaces de generar sus propios mensajes y, en tanto que sujetos colectivos, tienen derecho a que estos mensajes circulen por el espacio social a través de las redes masivas de comunicación.

Al actual debate entre medios de comunicación públicos y/o medios de comunicación privados, debe añadírsele un tercer factor: las alternativas o iniciativas sociales.

Hay dos formas de participar activamente en el proceso comunicativo. Una es utilizar los cauces y medios oficiales e institucionales con el objetivo de resistir a la comunicación oficial y dar una contrainformación a la información dominante, y otra es crear y desarrollar medios de sustitución o alternativos a los medios oficiales o privados. Crear nuevas vías de expresión basadas en la autogestión, esto es, crear nuestras propias redes de comunicación.

Estas dos posturas son diferentes, pero ambas se oponen a las formas sociales, culturales y políticamente hegemónicas que dominan los medios. Y ambas son necesarias.

Es imprescindible la creación y extensión de redes horizontales entre las comunidades culturales, entre los grupos sociales con comunes intereses sociales, profesionales, culturales, deportivos o artísticos y entre los individuos de un mismo barrio o un mismo entorno laboral, para hacer posible la democratización de la comunicación; que el individuo pase a ser un elemento activo, y no un simple objeto de comunicación; que aumente la variedad de los mensajes intercambiados; que aumente el grado y la calidad de la representación social en la comunicación; y que exista una participación directa.

Durante el franquismo la intervención del Estado impuso una información homogénea e incontestable en la que todos los medios se pusieron al servicio del poder, pero incluso en esas condiciones fue posible la existencia de medios clandestinos discordantes que hacían oír su voz.

En el postfranquismo, la explosión de las libertades hizo que proliferasen las radios libres, los diarios autogestionados, los comics alternativos, los vídeos y publicaciones contraculturales, etc. Había que cambiarlo todo y contribuir al pluralismo y la pluralidad comunicativa. Pero la cultura participativa parece hoy haber muerto con la derrota de la utopía y se habla de la descomposición del tejido asociativo y de la desmembración de los movimientos sociales.

El tejido social se va construyendo también, a través de la participación popular en actividades festivas, culturales y reivindicativas, y el trabajar en los medios de comunicación alternativos es una buena oportunidad para participar en una tarea creativa, de disfrute y de reivindicación. Definir nuestro modelo de comunicación y llevarlo a la práctica, equivale a expresar en qué sociedad queremos vivir, qué tipo de cultura queremos construir y qué relaciones humanas consideramos más justas. Los medios de comunicación deben ser un espacio para la transformación hacia esa sociedad más justa, libre e igualitaria.

Desde siempre las comunidades y los individuos han tomado también iniciativas para crear sus propios medios paralelos a los medios de comunicación de masas, aunque se trate de una alternativa minoritaria: carteles, murales, octavillas, revistas y periódicos, exposiciones, charlas, festivales, emisoras de radio, etc. Y hoy es posible la utilización de otros medios como Internet.

Las organizaciones sociales deben participar activamente en la expresión de su propia existencia y de sus necesidades específicas y para ello deben crear unos medios de comunicación propios o facilitar su acción en los medios de comunicación ya existentes. Es un modo de participación activa y democrática en las decisiones y las actividades.

La mayoría de los medios alternativos hacen más hincapié en el contenido que en la forma (pues los profanos compiten con unas condiciones profesionales y económicas que no pueden igualar) y en la información social más que en el esparcimiento (reivindican la vuelta a la función social de los medios).

El identificar a las nuevas tecnologías con el poder nos conduce a rechazar su utilización, pero la técnica no es ni buena ni mala en sí misma. Sus bondades o maldades dependen de su uso y su existencia sí nos puede ser útil para hacer circular también nuestras informaciones.

Las tecnologías están en manos de gigantescas empresas multinacionales que son las únicas que pueden hacer frente a las astronómicas cifras que suponen los medios de comunicación masivos actuales, incluso los Estados se ven hoy incapaces de soportar tales gastos, y por eso se establece una relación simplista que ve una lucha entre la tecnología dominadora de las masas y el Estado protector de las mismas. En ese duelo, el papel de la gente es el de simples observadores, no participantes activos. Pero de lo que se trata es de que la sociedad recupere ese poder y, si bien es cierto que las nuevas tecnologías acentúan las divisiones de la sociedad en clases, también pueden ser un instrumento valioso para acabar con esas divisiones.

La multiplicación geométrica de las capacidades de los canales de transmisión: conexión entre ondas hertzianas, cables, satélites y redes integradas de servicios de información hacen que en esta sociedad multimediática también sea posible la descentralización.

La izquierda no debe limitarse a una labor de denuncia de las nuevas tecnologías, sino que debe hacer un uso alternativo de ellas, atendiendo y favoreciendo los intereses de la comunidad.

Las radios libres, la televisión por cable, el ordenador, el videotex, el videodisco o Internet, pueden ser instrumentos básicos para la enseñanza, la comunicación interpersonal o la comunicación dentro de la comunidad o fuera de ella.

Debido a las nuevas tecnologías de la comunicación, el control popular resulta a la vez más vital y más difícil. Los progresos técnicos pueden llegar a ser obstáculos o amenazas para la democratización de la comunicación, pero al mismo tiempo, esos nuevos servicios pueden desembocar también en unas estructuras descentralizadas y más democráticas. A la contrainformación se puede acceder a través de redes telemáticas y de las autopistas de la información, como en el caso de Internet.

Muchos reportajes que han sido censurados por la prensa o las televisiones oficiales, pueden darse a conocer gracias a Internet y a un proyecto de la Universidad californiana de Sonoma, que lleva funcionando desde finales de los años 70. Se trata de "Proyecto censurado", una investigación anual sobre el comportamiento de los medios de comunicación occidentales y su repercusión en la opinión pública. Un jurado compuesto por 20 personas (entre los que se encuentran por ejemplo, Noam Chomsky, del Massachusetts Institute of Technology, y Herbert I. Shiller, profesor de comunicación de la Universidad de California) se encarga cada año de evaluar una media de 700 reportajes que los periodistas hacen llegar a "Proyecto Censurado". Casi todos los reportajes tienen que ver con la actividad de la prensa, la radio o la televisión norteamericanas, pero también reciben aquellos reportajes de singular relevancia social que hayan sido censurados en cualquier otra parte del mundo.

Ejemplos de estos reportajes, que son dados a conocer mediante Internet, son una cinta grabada en las alturas de una batalla aérea en la Guerra del Golfo, que demostraba las mentiras de la Administración Bush al asegurar que los bombardeos sobre Iraq eran selectivos y que no produjeron casi daños a la población civil; o un reportaje de 1.994 que demostraba la existencia de un plan secreto del Pentágono para apoyar económicamente, con dinero de los contribuyentes, a empresas fabricantes de armas.

También los habitantes de Sarajevo, sitiados durante más de 3 años por la guerra, pudieron romper la incomunicación y el silencio al que les condenaba la guerra, gracias al proyecto "Sarajevo vivo, Sarajevo en línea", que pretendía conectar a sus habitantes con el resto del mundo gracias a Internet, e igual sucedió en  Kosovo.

Para superar los graves problemas de infraestructura existentes, ya que en Sarajevo no funcionaban las líneas telefónicas exteriores, cuatro periodistas equipados con sistemas de transmisión por satélite fueron enviados a la capital Bosnia. Dos medios locales, el diario Oslobodenje y la emisora de radio Studio 99, recorrieron las principales calles, mercados, cafés y hospitales de Sarajevo, para recabar las respuestas de los ciudadanos a las preguntas planteadas desde cualquier parte del mundo. La conversación informática duró 10 días, pero el proyecto continuó durante todo el tiempo que duró la guerra bajo el lema: Modems para Sarajevo.

En España, NODO50, Altercom, Pangea, Iepala y Euskalnet son entidades, entre otras muchas, que se encargan de transmitir la contrainformación por cable. La red telemática NODO50 nació en 1.994 dentro de la campaña 50 Años Bastan, para dar contestación al 50 aniversario de las instituciones de Bretton Woods: Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, que celebraron ese año en Madrid su Asamblea Conjunta Anual. Su temática gira alrededor del movimiento alternativo, ecologista, de solidaridad, de autogestión y de la economía alternativa.

También existen productoras audiovisuales como la productora Fendetestas, de carácter libertario; o el Equipo de Comunicación Educativa (ECOE), que ha realizado varios vídeos sobre las poblaciones indígenas de Chiapas.

Las radios libres han sido uno de los medios alternativos más utilizados y con mayor raigambre. En Madrid destacan Radio Carcoma, la Emisora Libre de Orcasitas (ELO) y Onda Latina.

En España existen más de 500 televisiones locales. En Madrid superan la veintena, de las cuales sólo una es municipal (Canal Norte TV de San Sebastián de los Reyes), las demás han surgido de la iniciativa privada, aunque muchas reciben subvenciones de la administración. Emiten entre 2 y 24 horas diarias, aunque la media se sitúa en las 8 horas. La mitad corresponden a programas de producción propia, sobre todo informativos, debates, retransmisiones locales deportivas, de grupos de teatro de la zona, etc. Y subsisten gracias a las aportaciones de los socios y a los ingresos por publicidad.

Tele K, la televisión de Vallekas, un barrio madrileño con gran tradición en la cultura popular alternativa, se sintoniza en el Canal 30 de UHF. En la programación de esta televisión local, participativa y realmente interactiva, los programas culturales y sociales priman sobre la política. Se presentan libros, estrenos teatrales, actos de solidaridad, festivales contra el racismo, la intolerancia o la xenofobia, manifestaciones y convocatorias de carácter alternativo.

El objetivo de Tele K no es ni mucho menos el afán lucrativo, pero acepta pequeños anuncios publicitarios que casi siempre se circunscriben al ámbito comercial del barrio y que les ayudan a autofinanciarse.

Como diche Moncho Alpuente, "la mejor fórmula para luchar contra los males de la telebasura no es desconectar el aparato, sino crear una, cien, mil pequeñas televisiones libres de cadenas y de trabas". "La televisión vecinal se ha convertido en una alternativa real y liberadora para los habitantes de Vallecas, un oasis familiar en la desértica e impersonal parrilla de la programación habitual, una ventana abierta a un mundo que empieza en el patio de casa".

En Estados Unidos las cadenas indepedientes alternativas más famosas son la Tiger Papel Television y la Deep Dish Tv, que tienen como objetivo dar un discurso diferente al ofrecido por los medios de comunicación de masas. La Tiger Paper en su programa "Traed las tropas casa", concebido como un proyecto televisivo contra la Guerra del Golfo, puso en contacto vía satélite a localidades de todo el país para que los vecinos dieran su opinión sobre la guerra. Por su parte, la Deep Dish en "La Nación entra en erupción" trató los incidentes producidos en Los Angeles, en un programa elaborado por un colectivo de artistas africanos, latinos y americanos.

También existen otros medios alternativos que no necesitan mucho presupuesto, ni canales de transmisión o tecnologías sofisticadas. En Madrid, la agencia UPA elabora boletines diarios con información sobre convocatorias y actividades que tienen que ver con movimientos sociales libertarios, de okupación, insumisión o colectivos de gays y lesbianas.

Las publicaciones periódicas son otro medio indispensable para que las organizaciones sociales, sindicales, de consumidores y usuarios, vecinales, etc. den a conocer sus actividades o faciliten información sobre los temas de interés que no son tratados por los medios masivos. La edición de boletines, revistas, periódicos o comics es una labor colectiva necesaria que no supone disponer de excesivos fondos.

Los grupos sociales tampoco deben renunciar a utilizar los medios masivos para divulgar sus informaciones, ya que no pueden olvidar que los mass media son los que llegan a mayor número de personas. Un claro ejemplo de esta utilización lo podemos encontrar en las espectaculares acciones de Greenpeace que, difundidas por todos los medios de comunicación, causan un gran impacto en la sociedad.

Las organizaciones no gubernamentales a veces han abusado de una utilización y de una publicidad descarnada o sensiblera al darse cuenta de que la solidaridad se despierta con las crueles imágenes del hambre, la muerte, las masacres y la violencia mostradas en vivo y en directo a través de la televisión. Los medios de comunicación de masas saben cómo apelar a los sentimientos y a las conciencias de los televidentes. El problema es que muchas ONG's nacen al amparo de los medios de comunicación masivos cuando éstos se hacen eco de algún conflicto de los países "en desarrollo", pero estas mismas organizaciones desaparecen cuando los medios de comunicación se desentienden y olvidan por completo tales conflictos. Su único objetivo es la publicidad. Las imágenes de Bosnia, Ruanda o Somalia han engrosado las cuentas corrientes de muchas organizaciones de carácter supuestamente "humanitario", que a veces enmascaran a organizaciones fantasmas o son organizaciones montadas desde el poder y que disfrazan su carácter gubernamental o partidista bajo las siglas de ONG. Hasta la solidaridad se vende hoy a través de las pantallas de televisión.

Sirvámonos de los antiguos y de los nuevos medios para hacer oír nuestras voces y para construir un mundo más igualitario y más justo, que respete la diversidad.