María Jesús Lamarca Lapuente. Hipertexto: El nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. |
En teoría se debería hablar de descripción documental y no de descripción bibliográfica, pues el término biblio- (del griego biblos "libro") ha quedado bastante obsoleto, ya que los recursos de información ya no se ofrecen únicamente en soporte papel y de forma impresa, sino que han proliferado un gran número de nuevos soportes relacionados todos ellos con la informática y las nuevas tecnologías de la información. A las monografías y publicaciones seriadas en el tradicional papel, hay que añadir hoy una serie de nuevos recursos de información tales como programas de ordenador, bases de datos, correos electrónicos, documentos web, etc; disponibles tanto en línea como fuera de ella (Cd-rom, discos ópticos de diversos tipos, disquetes, etc). Los artículos sobre temas científicos o técnicos, por ejemplo, se suelen publicar antes en Internet que en papel, o se publican únicamente en la red. A esto hay que añadir la proliferación de una serie de nuevos desarrolladores de software, controladores de comunicaciones y redes que ofrecen recursos de todo tipo. Los recursos de información están hoy, pues, estrechamente ligados con la computación, los medios electrónicos, las redes de comunicación, los sistemas administrativos y académicos en red, y datos de todo tipo. La potencialidad del hipertexto ha desplazado al libro impreso en papel, como soporte de la información. Sin embargo, el adjetivo bibliográfico añadido a la descripción se sigue utilizando como una forma de oposición a la descripción del contenido, puesto que la descripción bibliográfica se refiere únicamente a la forma, al envoltorio del contenido intelectual y a los aspectos externos del documento. Además, la expresión se ha mantenido firme a lo largo del tiempo en parte debido a que la descripción bibliográfica fue concebida originariamente para los libros, y eso a pesar de que posteriormente la descripción se aplicara a multitud de textos impresos que no eran libros, como artículos y publicaciones seriadas, mapas, partituras musicales, etc. y se ha mantenido incluso tras la proliferación de otro tipo de soportes diferentes al papel como: discos, casetes, cintas de vídeo, etc. e, incluso, se sigue manteniendo tras la revolución del hipertexto. La descripción documental es una operación previa a otras operaciones del análisis documental como la catalogación, la indización y la clasificación. Describir un documento es identificarlo y dar información sobre su título, soporte, tema, características externas, etc. Y es necesario que exista algún tipo de norma que fije la cantidad de información, el número y orden de elementos que deben describirse, la puntuación y signos que deben emplearse en la descripción etc. En 1974, la IFLA, apoyada por la UNESCO publicó la primera edición de la ISBD o International Standard Bibliographic Description, esto es, la norma internacional para la Descripción bibliográfica que en un primer momento nació para las monografías y cuya estructura se basó en ellas, por ser la forma documental más usada y abundante en las bibliotecas. Sin embargo, tras la ISBD(M) pronto se vio la necesidad de crear unas reglas que fueran aplicables a la descripción de todo tipo de materiales, además de una serie de reglas para materiales concretos. Así, en 1977 se publica la ISBD(G) como normas generales, la ISBD(S) para publicaciones seriadas, la ISBD(NBM) para materiales no librarios, la ISBD(CM) para materiales cartográficos, la ISBD(PM) para música impresa, y la ISBD(A) para publicaciones monográficas antiguas. Con el paso del tiempo, la IFLA, ha ido ampliando sus ISBD a medida que han surgido nuevos soportes y materiales no librarios. En 1988 se publicaron la ISBD(CP) para partes de una publicación y la ISBD(CF) para la descripción bibliográfica de archivos de datos legibles por ordenador. Esta última norma quedó muy pronto obsoleta por los nuevos avances tecnológicos y tuvo que actualizarse en 1997 con la ISBD (ER) para la descripción bibliográfica de recursos electrónicos. Y las normas siguen hoy en un continuo proceso de cambios, modificaciones y puestas al día. En realidad, las diferencias tanto formales como de contenido entre todo las diferentes ISBN son mínimas, aunque cada una cuenta con sus propios elementos específicos. Los principios en que se basa la descripción bibliográfica son:
La ISBD identifica 8 áreas distintas en la descripción bibliográfica:
Así pues, las ISBD son modelos muy restrictivos que regulan los elementos que configuran la descripción bibliográfica y el orden que deben ocupar dichos elementos. Además, también fijan un código de signos de puntuación para tal descripción que favorece la comunicación internacional de información bibliográfica. Dicho código es el siguiente: - Indica la separación entre las distintas áreas = Indica la repetición de la misma información bajo distinta forma [ ] Indica interpolación o que la información se ha tomado fuera de la fuente principal ... Indican la suspensión de partes de elementos / Indica mención de responsabilidad en relación al elemento precedente : Indica un elemento complementario del anterior ; Indica la repetición de la misma clase de elemento Aunque cada país redacta su propio código y sus propias reglas de catalogación, las ISBN favorecen la comunicación internacional ya que permiten intercambiar información procedente de distintas fuentes, facilitan su interpretación a pesar de las barreras lingüísticas y facilitan la conversión de esta información de manera que pueda ser leída por medio de máquinas. Las ISBD(ER) consideran recursos electrónicos, que se pueden utilizar de forma interactiva o no, a aquellos que consisten en materiales controlados por un ordenador incluyendo los que requieren el uso de un dispositivo periférico, como por ejemplo, un lector de CD-ROM o uno de DVD-ROM. Tantos las ISBD como el formato MARC se desarrollaron en principio para libros, y fue más tarde cuando se generalizaron para todo tipo de material bibliotecario o documental. Por su parte, la aparición de las Reglas de Catalogación Angloamericanas (AACR2) ha ido un paso más allá en la meta de una normalización universal ya que suponen, de hecho, un código de catalogación internacional. Las AACR2 representan la aplicación más detallada de los principios de catalogación basados en la aplicación de las distintas normas de la ISBD a todo tipo de material. El control bibliográfico universal para los materiales tradicionales, esto es, los no digitales, está a un paso, ya que se utiliza un formato aceptado universalmente para el intercambio de datos bibliográficos (formato MARC), una norma aceptada universalmente para la descripción bibliográfica (ISBD) y unas reglas de catalogación casi universales (AACR2), sin embargo, ¿se puede aplicar esto a los nuevos documentos digitales? ¿Es posible -y necesaria- la catalogación de los nuevos documentos hipertextuales presentes en esa enciclopedia y biblioteca universal que hoy constituye la World Wide Web? La descripción de un recurso digital puede seguir las mismas reglas que un recurso analógico convencional: libro o revista en papel, casete, etc. y para ello las ISBDs son las mejores pautas ya que son capaces de describir cualquier tipo de documento. Lo importante es discernir el nivel de descripción preciso y necesario para las funciones que se persiguen a la hora de acceder o recuperar los recursos registrados. Las ISBDs identifican las 8 áreas o grupos de elementos en que se puede descomponer cualquier documento. Sin embargo, una forma más simple sería:
Aunque siempre podremos añadir elementos adicionales, e incluso reducirlos, dependiendo del nivel de detalle que precisemos. Así, Lluis Codina en El libro digital y la www, propone un modelo extendido de descripción de recursos digitales, junto con un ejemplo concreto, que ofrecería los siguientes elementos:
Fuente: Lluis Codina: El libro digital y la www. Lo que está claro es que el nivel de detalle no puede ser el mismo para un registro catalográfico completo, por ejemplo, en una Biblioteca o Centro de Documentación, que para hacer un simple directorio de recursos accesibles en línea, todo dependerá de la función y uso que queramos ofrecer a los futuros usuarios de la información allí descrita.
BibliografíaAACR. The Anglo American Cataloguin Rules Home Page. http://www.aacr2.org/ ALA. Anglo-american cataloging rules. 2 ed. 2002 rev. Chicago, ALA, 2002. ALA/ALCTS. Committee on Cataloging: Description & Access. http://www.libraries.psu.edu/tas/jca/ccda/ CODINA, Lluis. El libro digital y la www. Madrid, Tauro, 2000. [Volver] GARCÍA CAMARERO, Ernesto. GARCÍA MELERO, Luis Ángel. La Biblioteca digital. Madrid, Arco/Libros, 2001. IFLA/IFLANET. A Family of ISBDs. http://www.ifla.org/VI/3/nd1/isbdlist.htm IFLA/IFLANET. ISBD (G): General International Standard Bibliographic Description. Annot Text. Rev. Edition. http://www.ifla.org/VII/s13/pubs/isbdg.htm IFLA/IFLANET. ISBD(ER) InternationalStandar Bibliographic Description for Electronic Resources. http://www.ifla.org/VII/s13/pubs/isbd.htm LÓPEZ YEPES, José (coord.) Manual de Ciencias de la Documentación. Madrid, Pirámide, 2002. MARTÍNEZ CONDE, María Luisa. "Recursos electrónicos". En: Los materiales especiales en las bibliotecas (coor, y dir. por Carmen Díez Carrera). Gijón, Trea, 1998. OCLC. Guidelines for Bibliographic Description of Internet Resources. http://www.oclc.org/support/documentation/worldcat/cataloging/internetguide/2/2.htm
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