María Jesús Lamarca Lapuente. Hipertexto: El nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. |
Para muchos, la estructura tradicional lineal de los textos aporta menos posibilidades que la estructura hipertextual, ya que consideran que la mente humana avanza juntando ideas y asociándolas, no siguiendo un hilo único y lineal. La estructura también aporta significado. Sin embargo, al margen de consideraciones filosóficas y ciñéndonos a los aspectos estrictamente documentales, la mayor aportación del hipertexto radica en la posibilidad de acceder y recuperar la información de forma directa. Fuente de la imagen: Raimon Colle. Entre las principales características que aporta una estructura hipertextual a un documento o hiperdocumento, podemos destacar:
Según Pierre Lévy, la estructura del hipertexto se constituye a partir de 6 principios que están interrelacionados:
Muchos autores aplican la metáfora del laberinto para explicar la experiencia de lectura de un hipertexto. El laberinto es una pieza de arquitectura que representa el máximo grado de complejidad para la mente humana. El problema para el visitante no es encontrar la salida, sino seguir sin perderse, experimentando todos los posibles caminos. La lectura hipertextual se revela, pues, una invitación a una expedición exploratoria sin mapa. Las relaciones que se establecen en un hipertexto son de naturaleza no secuencial. Pero ¿qué se entiende por no secuencial? Para responder a esta pregunta quizás sea interesante analizar primero en qué consiste una estructura secuencial echando mano de ejemplos de documentos que sigan una estructura de este tipo, e incluso, analizar aplicaciones informáticas que utilicen relaciones de tipo secuencial entre segmentos de información, para compararlas con la forma de tratar los datos en una estructura hipertextual no secuencial o multisecuencial. Como ejemplo del primer caso podemos considerar una novela. Lo normal es que en este tipo de textos, la información siga una línea argumental y que interese presentar al lector una estructura en forma lineal o secuencial y, aunque pueda tener otro tipo de estructura, como por ejemplo, una organización en capítulos, éstos siguen una estructura secuencial. Sin embargo, existen otro tipo de textos en los que la organización secuencial de la información no tiene ningún sentido. Los tradicionales libros de referencia como enciclopedias, diccionarios y tesauros no pueden plasmar en una estructura secuencial las diferentes relaciones jerárquicas y/o asociativas que son la base misma de su existencia. Otro ejemplo son los documentos que utilizan frecuentemente referencias cruzadas o citas bibliográficas, o libros que incluyen numerosas conexiones entre texto y diagramas, texto y otros textos, etc. como por ejemplo, los artículos científicos y técnicos. A este tipo de textos, les viene como anillo al dedo una estructura de tipo hipertextual no secuencial. Y lo mismo ocurre con las aplicaciones informáticas en las cuales, dependiendo del tipo de datos que tengamos y de la utilidad que persigamos con dicha aplicación, nos conviene o no utilizar una estructura secuencial. Por ejemplo, tomemos en consideración una aplicación informática de estructura secuencial como una base de datos relacional. En una base de datos no tendría sentido introducir documentos que sean producto de la integración de otros segmentos o subdocumentos y que no posean una estructura de datos similar, y tampoco tendría sentido que cada uno de los documentos se genere teniendo en cuenta las necesidades de los usuarios del sistema. En un hipertexto, las unidades informativas no son registros rígidamente tipificados, ni siquiera se trata registros en los cuales la naturaleza de algunos de los campos puede ser variable, sino que los nodos se crean teniendo en cuenta la propia naturaleza de cada unidad informativa y previendo las necesidades de los futuros usuarios. Estos dos elementos -principalmente, aunque intervienen otros muchos- son los que van configurando la típica estructura hipertextual asociativa. La estructura del hipertexto se va definiendo como la suma de una serie de decisiones locales tomadas en la construcción de cada uno de los nodos individuales y sus enlaces. Cada enlace se crea porque tiene sentido en términos del contenido semántico de los nodos que conecta y no por una decisión global. Esto, permite al hipertexto una gran flexibilidad, pero también puede suponer una gran desventaja, dependiendo del tipo de información que estemos tratando. El hipertexto permite organizar la información de distintas formas dependiendo de las necesidades de cada usuario, que será, en último término, quien elija lo que le interese consultar y el orden en el que quiere hacerlo. De esta forma, se puede evitar perder tiempo en la lectura de párrafos que no son de su interés en ese momento. La gran ventaja que permite la estructura hipertextual es facilitar la localización de información relevante. Sin embargo, la estructura hipertextual también puede acarrear una serie de desventajas, como pueden ser la desorientación y el desbordamiento cognoscitivo. La potencia del hipertexto radica en los enlaces. Muchos autores, ante la gran diversidad de sistemas de hipertexto, se centran en lo que realmente es común a todos estos sistemas y que es la esencia del hipertexto: el hecho de utilizar conexiones creadas mediante un medio informático, tanto en el interior del documento como entre los documentos que constituyen el corpus de información. Es esta capacidad de generar enlaces la que permite una organización multisecuencial de los textos. Por tanto, uno de los temas claves del hipertexto debería ser el establecimiento de una tipología normalizada de las relaciones y una tipología de los enlaces. Sin embargo, hasta el momento, no se ha logrado tal normalización. Lo que está claro es que esta capacidad de relación de los sistemas de hipertexto debería estar sumamente controlada, asignando significado a las relaciones y creando modelos de relación que confieran unidad al conjunto de documentos que integran un hiperdocumento. No existe una clasificación globalmente aceptada, pero sí se pueden resumir diferentes tipología atendiendo a los diferentes aspectos de estas relaciones. (Una de las clasificaciones más completas y que atiende a diferentes aspectos es la de Lluis Codina). Se puede afirmar que la esencia del hipertexto son los enlaces, sin embargo, los nodos también contribuyen de manera significativa para definir las operaciones que puede realizar un sistema hipertextual. Se puede utilizar un nodo para expresar un único concepto o una idea, sin embargo, el tamaño del nodo se deja a elección del creador del mismo. También se utilizan los nodos para ofrecer información sobre otros nodos y facilitar el acceso a éstos. El proceso en que consiste el establecimiento y creación de los nodos y metanodos se convierte en un arte complejo. En un entorno informático, esto se traduce en un conjunto de nodos (texto, páginas, imágenes, gráficos, secuencias sonoras y documentos complejos) no relacionados linealmente y sí con conexiones de tipo reticular. El hipertexto se funda en un ambiente informático y digital que favorece la interacción amigable con la representación icónica de las estructuras de información. Otros elementos de este ambiente son la pantalla gráfica, los menús que orientan a los usuarios y el ratón, que permite un uso de forma intuitiva. Pero el hipertexto también revela los inconvenientes de una superficie reducida para el acceso directo y multisecuencial en un mismo instante, como si fuese un paquete replegado. La estructuración de los nodos es, pues, de vital importancia en la construcción del hipertexto. Las ideas se pueden modularizar en unidades y éstas se pueden ampliar mediante nuevas unidades que las referencien por ejemplo, mediante notas aclaratorias, referencias bibliográficas, ampliaciones del tema, nuevas secuencias lógicas, etc. El problema radica en que muchos hipertextos no informan del contenido real que se oculta bajo el enlace, puesto que sólo proporcionan el nombre del enlace como guía del contenido de un nodo referenciado. Desde el punto de vista de la producción el hipertexto, éste puede presentar una estructura jerárquica y/o en red. Al adoptar una estructura jerárquica, el autor propone la estructura lineal del texto impreso como eje primario de organización, mientras que los ejes secundarios irradian del texto en forma de árbol. La adopción de una estructura en red presupone una organización dispersa y en centros múltiples. Existen una serie de autores que interpretan el hipertexto en clave espacial, o sea entendiéndolo como un lugar o espacio donde se estructura y vuelve visible un significado. El hipertexto es una red de nodos que se interconectan para permitir un recorrido multisecuencial al lector. Tiene, por lo tanto, una organización modular, aunque en la organización de esos módulos puede primar una organización jerárquica del contenido o una organización reticular. Desde esta perspectiva de análisis los autores distinguen tres espacios hipertextuales que se corresponden con los 3 niveles (nivel lógico, nivel de usuario y nivel físico). Estos espacios se corresponderían con las 3 arquitecturas (arquitectura estructural, arquitectura navegacional y arquitectura funcional) que hemos establecido al hablar de la estructura del hipertexto. Carlos Scolari, resume estos 3 espacios y los tipos de estructuras de organización en la Web:
El espacio lógico es la base de la que se parte para la construcción del hipertexto. Debajo de la superficie de un hipertexto se esconde una estructura lógica y conceptual de la información que se quiere ofrecer. Nunca existe una relación asociativa pura y dura, necesariamente se da prioridad a una u otra información, se sigue un orden determinado para disponer y posicionar los elementos y, por lo tanto, se aporta cierta estructura "jerarquizada" a los contenidos. Lo que varía es el grado de esa jerarquización, que puede ser más o menos estructurada. Las relaciones entre los elementos de una construcción hipertextual también contribuyen a la creación del sentido de la información y su disposición topológica influye, por lo tanto, en la transmisión del contenido de la información, en la capacidad comunicativa y en la creación de significado. La disposición de los nodos de un hipertexto y su conexión mediante enlaces puede tener una estructura más o menos reticular y/o más o menos jerarquizada, pero el modelo elegido siempre debe obedecer a una intención informativa y comunicativa previas. Es, precisamente, en el espacio lógico donde se definen las relaciones espaciales, el orden posicional y las jerarquías existentes entre los elementos que componen el hipertexto. El espacio lógico es el lugar donde se hace efectiva la no-linealidad del texto, el espacio que contiene la estructura reticular y, por lo tanto, el nivel donde se inscribe la lógica de organización de los contenidos del hipertexto. Lou Rosenfeld y Peter Morville que definieron el término arquitectura de la información como el arte y la ciencia de estructurar y clasificar sitios web e intranets con el fin de ayudar a los usuarios a encontrar y manejar la información, en su ya clásico Information Architecture for the WWW, describen 3 tipos de estructuras de organización en la Web:
A pesar de los primeros discursos triunfalistas que ensalzaban la hipertextualidad precisamente por la falta de estructuras jerárquicas, algunos info-arquitectos no tardaron en evidenciar los límites de las estructuras reticulares que no poseen ningún tipo de jerarquía ni orden de contenidos, y la mayor parte de los autores recomiendan una organización jerárquica como base a partir de la cual comenzar a construir estructuras más complejas. Lo cierto es que el hipertexto permite crear categorías jerárquicas de forma no demasiado rígida. Un elemento puede, por ejemplo, pertenecer a dos o más categorías. Organizar la información es siempre un hecho subjetivo y las relaciones que se establecen entre los distintos elementos pueden depender del contexto, del conocimiento y de la experiencia. Asimismo, la jerarquía puede tener diferentes dimensiones, en extensibilidad o amplitud, y en profundidad. Una estructura demasiado amplia presentará muchas opciones en el primer nivel y pocos contenidos dentro de ellas; por el contrario, una estructura demasiado profunda ofrecerá pocas opciones o secciones, pero podrá tener numerosas ramificaciones o subsecciones en los niveles inferiores. Siempre hay que tener en cuenta los límites cognitivos de la memoria humana. De esta forma, los "arquitectos de la información" aconsejan no construir estructuras demasiados anchas. Respecto a la profundidad, una estructura demasiado profunda puede complicar la navegación ya que el usuario, después de hacer clic con el ratón varias veces para adentrarse en la estructura de un hipertexto, puede sentirse frustrado y abandonar la búsqueda. Finalmente, desde el punto de vista del diseño, resulta menos problemático agregar elementos en la parte inferior de la estructura jerárquica que en el primer nivel; en este segundo caso a menudo se debe remodelar la interfaz gráfica para dar cabida a las nuevas secciones. Todo esto, sin contar con la confusión mental que se crea en el usuario acostumbrado a cierto tipo de estructura. La creciente complejidad de las redes hipertextuales y los diferentes objetivos de información y comunicación han llevado al establecimiento de diferentes estructuras de organización de la información: Joel Sklar en su obra Principles of Web Design, resumen de este modo las estructuras de la web:
En resumen, existen diferentes formas de organizar y analizar la información dentro de un ambiente hipertextual. La mayor parte de los investigadores, más allá de la profundidad de su enfoque o del contexto teórico, tienden a oponer las formas reticulares (hipertextuales) a las formas jerárquicas (arborescentes). Sin embargo, construir un hipertexto totalmente reticular y fácil de navegar es una empresa difícil, por lo que la gran mayoría prefiere partir de un modelo arborescente para después agregar eventualmente los enlaces asociativos transversales. ¿Ha perdido con el tiempo el hipertexto su "verdadera" esencia al primar la jerarquía informativa sobre la asociativa? Todo lo contrario, salir de un sitio organizado jerárquicamente para explorar y navegar por ese gran mar de informaciones que es la World Wide Web, todavía nos ofrece sorpresas insospechadas, aunque para mayor seguridad, es importante tener la brújula a mano. Bibliografía:AIFIA. Asilomar Institute for Information Architecture. http://www.aifia.org/ CODINA, Lluis. El libro digital y la WWW. Madrid, Tauro Ediciones, 2000. [Volver] LÉVY, Pierre. As tecnologias da inteligência: o futuro do pensamiento na era da informática. Rio de Janeiro, Ed. 34, 1993. [Volver] ROSENFELD, L. MORVILLE, P. Information Architecture for the WWW. O’Reilly, Cambridge (Massachusetts), 2002. [Volver]
SCOLARI, Carlos. "Los espacios hipertextuales: SKLAR, Joel. Principles of Web Design. Course Technology, USA, 2000. [Volver]
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