Del catálogo tradicional al catálogo en línea

María Jesús Lamarca Lapuente. Hipertexto: El nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen.


 
 

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El catálogo es el producto final de la catalogación. Un catálogo se definía, tradicionalmente, como el conjunto de asientos de los documentos de una colección, ordenados según unas normas. El catálogo ha sido, hasta el desarrollo de la Web, el elemento fundamental de acceso a los documentos y el principal elemento de recuperación de la información. En el siglo XII comienza la clasificación por autores y en el siglo XVII aparece por primera vez el catálogo clasificado por materias.

La finalidad de los catálogos es dotar a cualquier centro documental de un instrumento que permita identificar y localizar un documento con la mayor rapidez y facilidad posible. El catálogo posee una doble función:

  •  Registrar ordenadamente los documentos de una colección previamente descrita (Descripción Bibliográfica) y que contiene los Puntos de Acceso necesarios.

  •  Señalar su colocación topográfica, indicando dónde se encuentran los documentos (signatura topográfica).

El catálogo en forma de fichas comenzó a utilizarse en Francia a mediados del XVIII, pero es en el siglo XX cuando se produce una revolución radical en la presentación de los catálogos gracias a la automatización y a la aplicación de las técnicas fotográficas. Las nuevas tecnologías informáticas, ha supuesto una gran renovación para conseguir una mayor eficacia y rapidez en la obtención de información. Es en el siglo XX cuando aparecen los grandes catálogos colectivos y cuando los ordenadores permiten la consulta directa por medio de terminales (OPAC’s) Online Public Acces Catalog.

Las variedades de catálogos son innumerables, como pueden serlo las características y puntos de vista de los documentos que se hallan en una biblioteca o centro de documentación. Sin embargo, es corriente establecer una tipología con las divisiones más usuales, respondiendo a los siguientes criterios:

  •  Por su extensión

    • Colectivos: si reúnen asientos bibliográficos de distintos centros. Se trata de una consecuencia de la cooperación interbibliotecaria 

    • Generales: pueden ser entendidos bien como integrados, es decir, que contienen asientos de todo tipo de materiales existentes en el centro; o bien como universales, si contienen todos los fondos de la misma 

    • Especiales: contienen asientos de una sola clase de documento o bien de fondos que ya están contenidos en otro catálogo general (como por ejemplo, de incunables, de impresores, etc.

  •  Por su uso

    • internos: los utilizados por bibliotecarios y documentalistas para las labores técnicas o administrativas 

    • públicos: destinados a los usuarios

  •  Por su sistema de ordenación

    • basados en un punto de acceso externo a la descripción:

      •  Catálogos Topográficos en los que el orden de los asientos coincide con el de los libros en los estantes de una biblioteca o Centro de Documentación.

    • basados en un punto de acceso interno a la descripción:

      • de base alfabética: Catálogo de Autores y Obras anónimas, Catálogo de Títulos, Catálogo de Materias y Catálogo Diccionario (mezcla de los tres anteriores)

      • de base numérica: catálogo ordenado por el ISBN, ISSN, etc.

      • de base mixta: el catálogo ordenado por número de Depósito Legal

  •  Por su forma

    • en fichas: fichas sueltas, papeletas, cédulas reunidas en mazos o encuadernadas con tapas móviles, etc.

    • en listas: en forma de libro impreso, hojas intercambiables, microformas (por reducción fotográfica o microfilm), etc.

    • otros soportes informáticos: disquete, CD-ROM, DVD, etc. 

    • acceso directo en línea: OPACs (Online Public Access Catalogs) permite conectarse a una base de datos ya sea a través de telnet, http, ftp, o una Intranet, etc.

Todas las formas anteriores pueden ser elaboradas por medio del ordenador. Lo cierto es que el catálogo en fichas debería estar en vías de extinción -salvo algunos catálogos muy especiales- y que el catálogo en línea debería extenderse por ser el método más eficiente, puesto que permite una mayor flexibilidad para su mantenimiento, una mayor facilidad para su consulta y actualización permanentes, introduce la consulta a distancia y simultánea por parte de múltiples usuarios a la vez, ofrece una mayor rapidez  y facilidad tanto en las búsquedas como en la recuperación y permite su adaptación a la cooperación interbibliotecaria.

asiento bibliográfico y sus partes

Figura: asiento bibliográfico y sus partes

De igual forma, un catálogo en línea debería poder ser consultado mediante los siguientes tipos de búsqueda que son los que dan respuesta a las preguntas más relevantes y que, precisamente, han sido las que han dado origen a los distintos tipos de catálogos que, tradicionalmente, cualquier biblioteca o centro de documentación debería poseer :

  •  Autores (Catálogo alfabético de autores y obras anónimas): reúne los asientos principales de autores (personales y entidades) y de obras anónimas. Se considera el catálogo básico o principal de una biblioteca. Facilita al usuario la búsqueda de un documento sobre el cuál se conoce el autor. En este catálogo se suelen incluir las fichas complementarias, analíticas y de referencia, o que se refieren a personas individuales o colectivas que han intervenido en la composición de la obra (coautores, colaboradores, traductores, etc.). Tradicionalmente este catálogo incluye, en un único orden alfabético: las fichas principales de autor y las obras cuyo acceso principal es el título; y las fichas secundarias de cuantas personas hayan intervenido en la obra.

  •  Títulos (Catálogo alfabético de títulos): reúne ordenados alfabéticamente los asientos secundarios de títulos.

  •  Materias (Catálogo de materias): reúne los asientos en función de su contenido y puede ser de 2 tipos:

    • Alfabético: se ordena siguiendo el orden alfabético de las letras que constituyen el encabezamiento de materia. En la parte superior de la ficha y de forma destacada aparecen una o varias palabras que sintetizan el tema del documento, que a su vez, son susceptibles de subdividirse para una mayor precisión de la materia. Cada concepto o encabezamiento ha requerido, antes de situarse como tal, un análisis y estudio de éste en relación con otros conceptos o términos afines dando lugar a una normativa de conceptos a aplicar en lugar de otros, al mismo tiempo que otros o en vez de algún que otro sinónimo. Existen listas de encabezamiento de 2 clases: ficheros de autoridad (relación de todos los encabezamientos ya utilizados) o relaciones de posibles encabezamientos y orientaciones para la redacción de nuevos encabezamientos.

    • Sistemático: indica, además del número de documentos que tiene una biblioteca o centro de documentación sobre una/s materia/s determinada/s, el lugar donde se encuentra el documento. Este catálogo se ordena jerárquicamente de acuerdo con un código de clasificación (CDU u otras). El catálogo sistemático va de lo general a lo particular, al contrario que el catálogo alfabético de materias, que sigue un orden lógico que va de lo particular a lo más general.

  •  Todos los anteriores (Catálogo Diccionario): se trata de un compendio ordenado alfabéticamente del Catálogo alfabético de autores y obras anónimas, del catálogo de títulos y del catálogo de materias (no se incluye el catálogo sistemático de materias).

  •  Localización (Catálogo Topográfico): se ordena de acuerdo con la signatura topográfica, es decir, siguiendo la notación o número de orden de los libros en los estantes. Se trata de un catálogo para uso interno y no para los usuarios y tiene como fin servir para la ordenación interna de los depósitos de la biblioteca o centro de documentación, y confeccionar el inventario periódico de fondos.

Otros tipos de catálogos son:

  •  Catálogo analítico: su objeto es destacar algún elemento o parte del documento. Suele añadir a los datos de la ficha bibliográfica, un resumen informativo o analítico de la obra detallando su contenido.

  •  Catálogo o registro de entrada: en el cual se van anotando los documentos por orden de llegada a la biblioteca

  •  Catálogo de publicaciones periódicas: es un catálogo independiente de los anteriores que se ordena alfabéticamente por títulos y sirve tanto de registro, como de catálogo.

El análisis documental ha tenido por objeto transformar los documentos originales en otros secundarios que sirvan para identificar a los primeros y, gracias a los cuales, sea posible su recuperación y difusión. Los documentos secundarios representaban de forma sintética a los originales y, como su información estaba más concentrada, podían ser consultados más fácilmente que los documentos primarios. Esto no planteaba problemas cuando se trataban los documentos originales que, de forma física, existían en los fondos de una biblioteca. Con el documento primario en la mano, se elaboraban los documentos secundarios: índices, resúmenes, bibliografías, etc.

Sin embargo, la enorme biblioteca de la World Wide Web es un conglomerado de documentos donde a veces es imposible discernir qué documentos son primarios y cuáles secundarios. Un sitio web contiene tanto documentos primarios como secundarios, y ofrece directorios, listas, índices, sumarios y referencias, junto a los documentos. Además, es posible que el propio documento contenga su propia descripción mediante metadatos.

La proliferación de documentos, las necesidades de los usuarios y las grandes ventajas que ofrece la informática, han hecho que cada día existan más centros de información automatizados. La aplicación de la informática al campo de la información, y más concretamente al de la catalogación, presenta grandes ventajas: evita la redundancia en el trabajo, puesto que los documentos sólo se catalogan una vez; se reducen los costos económicos; es más fácil la corrección de errores y la puesta al día de los datos; y se asegura la calidad y la rapidez de la difusión a través de los poderosos catálogos automatizados.

Actualmente, las fuentes en las que están almacenados los datos están constituidas bien por grandes centros de documentación o bibliotecas o por grandes redes de bibliotecas en las cuales la catalogación está compartida. Por ejemplo, OCLC (Ohio College Library Center y actualmente Online Computer Library Center). Estas grandes bases de datos son accesibles en línea, y otras muchas están editadas en CD-ROM.

Gracias a la informática se han agilizado las labores técnicas de bibliotecarios y documentalista, pero también han surgido nuevos perfiles de profesionales, algunos de los cuales trabajan con los documentos primarios, creando las grandes bases bibliográficas; mientras que otros se limitan a recuperar, copiar o modificar registros catalográficos adaptándolos a las necesidades de su propia institución, biblioteca o Centro de Documentación. Este segundo aspecto es a lo que se ha denominado catalogación derivada o proceso mediante el cual, el registro registro bibliográfico en vez de ser producido a partir del propio documento, se obtiene a partir de un registro ya disponible en otra base de datos.

El desarrollo del formato MARC, capaz de almacenar información documental sobre toda clase de materiales, y concebido para el intercambio de datos, fue el primer paso para la cooperación y el uso compartido de recursos bibliotecarios con el objetivo de mejorar servicios y reducir costes. Fruto de la cooperación nacen la catalogación centralizada, la catalogación compartida y los catálogos colectivos.

  •  La catalogación centralizada: se trata de la catalogación original de documentos llevada a cabo por alguna organización centralizada donde se procesan los datos y a la que acceden otros centros de documentación o bibliotecas que se acogen a su sistema. Se crean así un catálogo colectivo de los fondos de la red. La catalogación centralizada va unida a la creación del Control Bibliográfico Nacional y al uso de las nuevas tecnologías en la catalogación. Desde un servicio nacional, con grandes especialistas y medios de trabajo, se catalogan los fondos bibliográficos de cada país. En España, este servicio se realiza en la Biblioteca Nacional, donde se elabora la Bibliografía Española, que se ofrece tanto impresa como en bases de datos (CD-ROM y en línea). La catalogación centralizada permite el control bibliográfico nacional y la transferencia entre distintos países, una mayor calidad y uniformidad en los registros, acceso común a una bibliografía nacional y ahorro de tiempo, energías y costes.

  •  La catalogación compartida: este tipo de catalogación supone la confección de un único catálogo desde distintos puntos de una red. Sólo se precisa incluir en el asiento bibliográfico recibido, los datos locales como la signatura y el registro. Se crea así un catálogo en línea que reúne los fondos de todas las bibliotecas y centros de documentación participantes de la red.  De esta forma nació, por ejemplo, el OCLC  (actualmente llamado Online Computer Library Center, y antes Ohio College Library Center) como un servicio de catalogación compartida y que fue el origen de un nuevo concepto de red bibliotecaria. Los registro de la OCLC están en formato MARC 21 y en España se accede en línea por las red IRIS del CSIC y a través de IBERPAC.

Los objetivos mínimos que debe proporcionar un sistema en red son los siguientes:

  •  Integrar la catalogación junto a otras funciones que permitan la automatización en las bibliotecas miembros o en la propia red

  •  Proporcionar a las bibliotecas participantes, capacidad para obtener diferentes clases de productos desde la base de datos al catálogo

  •  Abaratar los costes económicos que conlleva la catalogación

  •  Ofrecer al usuario, con gran rapidez, la información almacenada en otras redes situadas en cualquier lugar del mundo, a través de la transferencia de redes

  •  Proporcionar un catálogo que pueda utilizarse como catálogo “on line” por cada biblioteca de la red

  •  Permitir que la búsqueda o recuperación, siempre que la consulta se realice de forma correcta, se consiga hasta con un 90% de posibilidades

  •  Proporcionar control de calidad en las listas de autoridades que facilitan enormemente las labores de recuperación

Actualmente, son numerosos los programas de cooperación que conforman grandes redes interbibliotecarias. Así, por ejemplo, se desarrolla el Programa para Cooperación en Catalogación (PCC) http://www.loc.gov/catdir/pcc/pccinfsp.html desarrollado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, que trabaja conjuntamente con numerosas bibliotecas en el mundo, entre las que destacan la British Library, la National Library of Canada, OCLC  y Research Libraries Group, entre otras. Este programa, iniciado en 1995, tiene por objetivo expandir el acceso a los registros bibliotecarios, ofrecer una catalogación útil, rápida y con un mínimo coste presupuestario, siguiendo reglas y estándares comúnmente aceptadas por bibliotecas en todo el mundo (armonización y uso del formato MARC 21, de las AACR2, ficheros de autoridades, etc). El PCC se centra en 4 componentes:

En España también existen proyectos conjuntos algunos de ellos son:

El fin de los catálogos colectivo es reunir la información bibliográfica y documental (descripción y localización) de los fondos pertenecientes a varias bibliotecas y/o centros de documentación. En los sistemas de cooperación, su fin principal era informar y permitir el préstamo entre centros de documentación. Pero este catálogo colectivo puede, además, ofrecerse en distintas formas y soportes: tanto en las tradicionales fichas impresas, como en otros soportes magnéticos y/u ópticos (CD-ROM, DVD) y, lo más importante, puede ofrecerse en línea, ya que 2 de las características más destacables de un catálogo en línea son su actualización continua y su accesibilidad.

Es en Estados Unidos, durante los primeros años 80, cuando aparecen los OPAC (Online Public Access Catalog). Este tipo de catálogos suponen una revolución con respecto a los catálogos automatizados anteriores ya que la búsqueda y recuperación también puede hacerse en línea y adaptándose a las necesidades de cada usuario. En España los OPACs se introdujeron en 1985, fecha en la que también aparecen los primeros catálogos en CD-ROM tales como la  Bibliografía Nacional Española, las Bases de Datos del CSIC, la de REBIUN con bibliografías de varias bibliotecas universitarias españolas, el "Bibliofile Catalogin" con las bibliografías de la Biblioteca del Congreso, la "Bibliographie Nationale Française", la "British National Bibliography", o el OCLC CAT CD450 que contenía la Colección Hispánica (libros en castellano, catalán, gallego y vasco), etc.

La Biblioteca Nacional ha desarrollado el sistema ARIADNA que comenzó a aplicarse en 1990 cuando se desarrolló el módulo de catalogación y exportación de la información en formato IBERMARC. La base de datos ARIADNA cuenta con otros subsistemas que permiten la gestión de la base de datos, su actualización y la explotación de la información contenida (Libros modernos desde 1831, Libros antiguos hasta 1830, Manuscritos y Documentos, Revistas y Periódicos, Grabados, Dibujos y Fotografías, Mapas y Planos, Videograbaciones, Partituras y Grabaciones Sonoras). La BN también publica mensualmente en soporte papel la "Bibliografía Española", así como trimestralmente, en CD-ROM, las nuevas actualizaciones.

El Catálogo de la Biblioteca Nacional permite realizar la descarga de registros bibliográficos, ofrece la posibilidad de imprimir los registros seleccionados, salvarlos en un fichero local o exportarlos por correo electrónico. Esta funcionalidad se puede llevar a cabo tanto desde la visualización de un registro bibliográfico, como desde el listado de registros que aparece tras realizar una búsqueda. http://www.bne.es/esp/catalogos.htm Además, la Biblioteca Nacional a través de su Servidor Z39.50 ofrece la posibilidad de descargar registros bibliográficos

Así pues, muchos han sido los factores que han conducido a rápidas y profundas transformaciones en el campo de los procesos técnicos del tratamiento de la información y en su uso y acceso. En el campo de la catalogación hay que destacar el impulso de las Asociaciones profesionales (ALA, IFLA, CILIP, CLA, ANABAD) o de las grandes instituciones bibliotecarias como la Biblioteca del Congreso, que contribuyen a normalizar y universalizar los estándares, códigos, reglas de catalogación, etc.

La velocidad y universalidad de transmisión de información que permite Internet ha colaborado enormemente a la implantación y usos de la catalogación cooperativa. Además, el uso de estándares como el Z39.50 o protocolo de recuperación que permite la descarga de registros de ordenador a ordenador aplicado a los sistemas de catalogación, permite poder consultar una gran variedad de bases de datos que puede ser gestionada por distintas bibliotecas, instituciones y centros de documentación utilizando una única interfaz.

El protocolo Z39.50 adquiere este nombre por haber sido desarrollado por el Comité número 39 del American National Standards Institute (ANSI), y por ser el estándar número 50 de la National Information Standars Organization (NISO). Este protocolo de comunicación fue creado en 1988 y desde su nacimiento ha revolucionado el acceso electrónico a las bibliotecas ya que funciona como un cliente universal o un vehículo para la concepción de catálogos virtuales. El Z39.50 se ha convertido en una herramienta de enorme trascendencia para la búsqueda en bases de datos remotas y para el intercambio de información. Esta norma ANSI/NISO, esto es, se trata de un estándar para la recuperación de la información, está basada en la estructura cliente/servidor que facilita la interconexión de sistemas informáticos, y es una capa superior del protocolo TCP/IP. En el ámbito bibliotecario, hace posible la comunicación entre sistemas que utilizan diferente hardware y software.  Permite la realización de búsquedas simultáneas a múltiples bases de datos utilizando una única interfaz de usuario, también permite recuperar la información, ordenarla y exportar los registros bibliográficos en distintos formatos, entre ellos el formato MARC.

La tecnología Z39.50 a pesar de ser muy simple, permite aplicaciones muy complejas. Por ejemplo, dentro del campo bibliotecario, este protocolo permite enviar solicitudes a varias bibliotecas de forma simultánea, presentar y transferir en formato MARC los registros bibliográficos y favorecer los procesos bibliotecarios de intercambio, conmutación bibliográfica y préstamo bibliotecario.

Para recuperar el documento digital completo, y no sólo su ficha bibliográfica, se debe realizar la digitalización previa del documento y almacenarlo en algún dispositivo en los formatos estándar que utilice cada biblioteca. A los registros del catálogo bibliográfico se puede agregar un campo con metadatos acerca de la localización del documento digital (por ejemplo un URL), el tipo archivo, la morfología del documento (texto, imagen, audio, vídeo, etc.).

Es posible utilizar el protocolo Z39.50 sobre la Word Wide Web para poner a disposición de los usuarios el acceso al catálogo general de distintas instituciones y servidores asociados a una red bibliotecaria, utilizando una única interfaz. Sin embargo, muchos expertos se cuestionan si es necesario desarrollar estas tecnologías ya que creen redundantes las aplicaciones que puede ofrecer la Web y los desarrollos de las aplicaciones que se realizan utilizando el protocolo Z39.50.

De cualquier forma, todos estos avances han permitido la catalogación cooperativa, la construcción de redes bibliotecarias y la existencia de múltiples catálogos accesibles en línea por medio del el protocolo HTTP (HyperText Transference Protocol) o bien utilizando FTP (File Transfer Protocol)  que permite una mayor rapidez y fiabilidad, por medio del correo electrónico, el protocolo Z39.50, etc.

La mayor parte de instituciones universitarias, bibliotecas y centros de documentación de todo el mundo ya prestan servicios de acceso público a sus propios catálogos en línea. Muchas de ellas se agrupan formando redes documentales más amplias con el fin de crear un único catálogo conjunto. En España existen un gran número de catálogos colectivos que conforman grandes bases de datos accesibles en línea, entre los que cabe destacar los siguientes:

 

 
CATÁLOGOS COLECTIVOS GENERALES

CATÁLOGOS COLECTIVOS DE PATRIMONIO BIBLIOGRÁFICO:

CATÁLOGOS COLECTIVOS DE PUBLICACIONES PERIÓDICAS:

CATÁLOGOS COLECTIVOS DE BIBLIOTECAS PÚBLICAS MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS:

 

La catalogación cooperativa ha supuesto un gran avance tanto para los usuarios -que acceden desde un único lugar a una mayor cantidad de fondos documentales-, como para los propios profesionales que se encargan de los trabajos técnicos catalográficos.

Como afirma Garrido Arilla en Procedimientos automáticos de creación y automatización de los registros bibliográficos: "El impacto de la catalogación derivada en algunos sistemas bibliotecarios norteamericanos en estos últimos años ha sido tal, que el porcentaje de catalogación original que se realiza en algunas bibliotecas de aquel país integradas en OCLC no supera el 10%. Los profesionales de la catalogación integrados en la red OCLC encuentran en su catálogo colectivo los registros del 94,6% de las publicaciones que deben catalogar y sólo deben crear nuevos registros para el 5,4% de los documentos ingresados".

Por ejemplo, la gran red del Online Computer Library Center (OCLC) http://www.oclc.org/ cuenta con un servicio de catalogación que agrega un registro original cada 15 segundos. Esto es posible gracias a WorldCat, la base de datos bibliográficos más completa y de mayor cobertura del mundo. Inmediatamente después de que una biblioteca cataloga un material dado, todas las bibliotecas de la red de OCLC pueden usar ese registro. Además, WorldCat ofrece registros MARC de alta calidad, permite exportar los registros directamente a un sistema local, permite la catalogación de material en cualquier formato y en español, la ubicación del material en cualquier parte del mundo y promocionarlo en más de 40.000 bibliotecas de todo el mundo.

Lo cierto es que la catalogación original, esto es, la que se realiza con el documento original no se ha modificado sustancialmente, a pesar de los grandes avances tecnológicos, mientras que sí se han producido cambios vertiginosos en la manera de acceder a a los catálogos, debido al desarrollo de las tecnologías informáticas y a los medios que ofrecen las nuevas y poderosísimas infraestructuras de telecomunicaciones. Esto se debe a que, en el proceso de confección de un registro bibliográfico, sigue siendo necesario un proceso intelectual humano. Sin embargo, hay cierta tendencia a flexibilizar y simplificar las normas catalográficas, precisamente porque los nuevos medios informáticos facilitan su recuperación. ¿Por qué limitarse a establecer un único punto de acceso principal, cuando se puede acceder por cualquiera de ellos? ¿Por qué repetir la misma información en innumerables campos? y, sobre todo ¿por qué hacer una descripción detalladísima cuando se pueden hacer búsquedas directas a través del texto completo?

La finalidad principal de la catalogación es la de asegurar la identificación del documento dentro del conjunto de la base documental a la que pertenece con el fin de asegurar su localización y posibilitar la recuperación. Para ello es indispensable aplicar unas normas que sirvan para describir e identificar el documento de forma rigurosa  e individualizada. Pero cuando el conjunto documental lo conforma toda la Web y no el conjunto de fondos documentales de una institución o grupo de ellas accesibles y localizables en esa misma institución ¿es preciso y necesario describir y catalogar los documentos de la WWW? Y en tal caso ¿se deben aplicar los mismos métodos tradicionales que para elaborar un catálogo mediante la introducción de registros bibliográficos complejos?

Lo cierto es que se trata de dos problemas distintos. Por un lado, seguirán siendo necesarios los catálogos en línea para acceder a los fondos documentales presentes en las bibliotecas, centros de documentación u otro tipo de instituciones, pero cuando las obras están disponibles también en línea -o únicamente en línea- es necesario utilizar otros métodos de descripción del documento más adecuados para la indización automática de los buscadores, su uso por robots y agentes inteligentes y su puesta a disposición de los usuarios para que accedan a esta información de forma fácil, ágil y en el momento que se precise. A este respecto ha surgido recientemente una polémica tras el anuncio de que Google digitalizará los libros de 5 de las mejores universidades del mundo (Michigan, Stanford, Harvard, Oxford y la Biblioteca Pública de Nueva York) para que sean accesibles en línea. Los usuarios podrán visitar las páginas escaneadas de más de 15 millones de  libros públicos, bien sea para investigación o para una simple consulta. En este camino ya existían proyectos en marcha como el de la organización sin ánimo de lucro Internet Archive: http://www.archive.org/ que recientemente ha anunciado que bibliotecas de cinco países, entre ellos China e India, han acordado agregar un millón de libros digitalizados a su archivo, de los cuales unos 70.000 estarán on line en 2005.

En respuesta a la iniciativa de Google, los dirigentes de Francia, Alemania, España, Italia, Hungría y Polonia, junto con el apoyo de 19 bibliotecas nacionales de Europa, han pedido a la Unión Europea crear una "biblioteca digital europea" donde volcar "el patrimonio cultural y científico de Europa en las redes informáticas mundiales". La polémica se ha enfocado como una competición entre lenguas y formas de entender el mundo. Sin embargo, ¿por qué no proponer proyectos conjuntos y no redoblar esfuerzos? En el mundo Internet lo que se precisa son estándares abiertos, búsquedas directas en el texto y no escaneados, sistemas de interoperatividad en descriptores y metadatos, establecimiento de ontologías y otros lenguajes documentales que poco a poco vayan haciendo realidad la Web Semántica y, por supuesto, una nueva política derechos de autor (más bien de derechos de uso) mucho menos restrictiva que la actual, que es la que impide realmente el acceso universal a los fondos y patrimonio públicos.

En este sentido no hay que desdeñar tampoco la labor de muchas librerías en línea como Casa del Libro: http://www.casadellibro.com y de otro tipo de empresas de comercio online como Amazon: http://www.amazon.com que ofrecen interfaces de búsqueda y recuperación mucho mejores que las de los grandes OPACs bibliotecarios y que incluyen libros en texto completo, análisis y crítica de los mismos, estadísticas de lectura, sugerencias de libros cruzados o críticas de  los libros por parte de los lectores ya sea a través de foros o listas de correos.

Por otro lado, habría que aprovechar al máximo las funciones que hoy brinda el hipertexto para poder no sólo consultar un catálogo, sino también para acceder directamente, con un clic de ratón al libro o artículo que nos interesa e, incluso, a otros artículos que lo citen o referencien, lo resuman o hagan críticas a su contenido.

Actualmente, existen numerosas herramientas o paquetes de software que permiten la gestión y mantenimiento completo de bibliotecas y que incluyen aplicaciones para la creación de catálogos. Entre ellas cabe destacar las colecciones de Livelink, desarrolladas por la OpenText Corporation, algunas de las cuales están enfocadas al mundo bibliotecario como Livelink for Libraries: http://www.opentext.com/products/livelink/collections-server/libraries/; las desarrolladas por Inmagic, como Inmagic Genie: http://www.inmagic.com/products/research/Genie.html, o el paquete de software Star: http://www.cuadra.com/products/star.html, para la gestión de bibliotecas especializadas, centros de información técnica, museos, archivos, etc; pero existen numerosas aplicaciones de este tipo en el mercado.

 Catalogador de Inmagic

Fuente: Inmagic Genie Data Sheet. A Web-based library automation solution.
http://www.inmagic.com/products/research/genie_ds.html

Medialab, una empresa con sede en Amsterdam, ha desarrollado un software específico para bibliotecas o redes bibliotecarias que permite situar un catálogo navegable en la  Web basado en una interfaz  de búsqueda navegable, usable, verdaderamente funcional, de sencillo manejo y visualmente agradable. La herramienta se llama AquaBrowser Library (http://www.medialab.nl/index.asp?page=aquabrowserlibrary/overview). Esta interfaz, bajo el lema de: Busca, Encuentra, Refina; ofrece no sólo búsquedas directas, sino también un mapa visual de los términos relacionados agrupados por áreas de interés para que se pueda acceder a ellos por navegación semántica.

Adicionalmente a un listado con los resultados de la consulta, también ofrece ayudas en forma de mapa visual, permite refinar la búsqueda con una gran variedad de  filtros tales como elección de formatos: libros, vídeos y dvd, websites, Periódicos y revistas, música; autores; temas, lenguaje: inglés, español, coreano, francés y chino; serie, geográfico, persona, año, tipo de audiencia, etc.

También, como no, hay que destacar los esfuerzos de un reducido, pero cada vez más importante núcleo de bibliotecas presentes en la red, que explotan las nuevas posibilidades técnicas para mejorar el acceso a sus catálogos y que integran perfectamente los tradicionales servicios bibliotecarios. Un ejemplo destacable y pionero es el de la Queens Library http://aqua.queenslibrary.org/ cuya interfaz web es un ejemplo paradigmático no sólo de una buena usabilidad, sino también de accesibilidad, ya que ofrece su OPAC en varios idiomas (inglés, español, francés, ruso, chino y coreano), permite realizar búsqueda de Libros, Artículos, DVDs/Vídeo, Música, Sitios web, Software, Audiolibros y Eventos, y para ello utiliza el anteriormente citado AquaBrowser,  que permite navegar por las búsquedas, refinarlas y mostrar las asociaciones para navegar por ellas.

interfaz de AquaBrowser

Interfaz de AquaBrowser. Fuente: Queens Library. http://aqua.queenslibrary.org/


Bibliografía

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@bysysnet. Recursos de catalogación. http://www.absysnet.com/recursos/reccatalogacion.html

ALA. ALA Standards Manual. http://www.ala.org/ala/ors/standardsa/standardsmanual/manual.htm

ALA/ALCTS. Committee on Cataloging: Description & Access http://www.libraries.psu.edu/tas/jca/ccda/

ANSI/NISO/ISO Z3950-2003. Information Retrieval z39.50: Application Service Definition and Protocol Specification.  http://www.niso.org/standards/resources/Z39-50-2003.pdf

FRÍAS, José Antonio: "Catalogación derivada y productos CD-ROM", Educación y biblioteca, 1995, nº 53.

ASENSI ARTIGA,V.; RODRÍGUEZ MUÑOZ, J. V., "El proceso de catalogación automatizada". En: Catalogación de documentos: teoría y práctica, editora, María Pinto Molina, Madrid: Síntesis, 1994.

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GARRIDO ARILLA, María Rosa. "La catalogación hoy". En: Teoría e historia de la catalogación de documentos, 1ª ed., Madrid, Síntesis, 1996.

GARRIDO ARILLA, María Rosa. "Procedimientos automáticos de creación y automatización de los registros bibliográficos". Anales de Documentación, Nº 4, 2001. http://www.um.es/fccd/anales/ad04/a06automat.pdf [Volver]

Google digitalizará los libros de cinco de las mejores universidades del mundo. http://www.elmundo.es/navegante/2004/12/14/cultura/1103031183.html

HSIEH-YEE, Ingrid . Modificaciones a las Reglas de Catalogación y la Infraestructura de OCLC para una Organización Efectiva de los Recursos de Internet. (Traducción al español por Filiberto Felipe Martínez -Arellano). http://cuib.laborales.unam.mx/~felipe/cat_Internet/modificaciones.htm

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OCLC. Technical Bulletins. http://www.oclc.org/support/documentation/technicalbulletins/

 

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 Título: Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen
 Autora: María Jesús Lamarca Lapuente (currículo personal)

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 Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid

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 Fecha de Actualización: 08/12/2013   

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