El nacimiento del hipertexto ha hecho correr ríos de tinta sobre las viejas y
nuevas formas de lectura y
escritura, y sobre los conceptos de autor,
lector e información, y ha
desatado una extensa reflexión en la red y fuera de ella sobre lo que supone
para el propio texto.
El hipertexto es texto con enlaces a otros textos. El
texto (textere) vuelve así a su significado original de tejer o
entretejer y alcanza su máxima plenitud en la World Wide Web,
la telaraña mundial, capaz de conectar todos los textos.
Para los teóricos
estructuralistas que estudiaron el texto antes de que fuera posible la
conexión real mediante enlaces hipertextuales, un texto siempre existía en relación a otros textos y, de esta
forma, era preciso estudiar la intertextualidad. Gérard Genette estableció el
término transtextualidad (transtextuality) para englobar las relaciones que se
establecen entre los textos y que se pueden resumir en 5 subtipos:
-
intertextualidad (intertextuality):
es la relación de copresencia entre dos o más textos: cita, plagio, alusión.
-
paratextualidad (paratextuality):
es la relación entre un texto y su paratexto (esto es, lo que rodea al cuerpo
principal del texto como títulos, epígrafes, notas a pie de página,
ilustraciones, etc.)
-
architextualidad (architextuality):
es la designación de un texto como parte de un género, se trata de una
relación muda pero fijada en menciones paratextuales que cumplen funciones
taxonómicas mediante las que el texto remite a unas informaciones de
cualidades genéricas.
-
metatextualidad (metatextuality):
es la relación crítica, esto es, el comentario crítico explícito o implícito
de un texto en otro texto.
-
hipertextualidad (hypertextuality):
relación entre un texto (hipertexto) y otro texto anterior (hipotexto) en el
que se inserta a modo de comentario, esto es, en el que se basa pero que ha
sido transformado, modificado, elaborado o extendido.
Daniel Chandler en
Intertextuality sustituye el término hipertextualidad
definido por Genette por el de hipotextualidad con el fin de dotarle del
significado actual y añadir a estos 5 subtipos un sexto: hipertextualidad (hypertextuality)
para establecer la relación entre un texto informatizado, esto es, un texto que
puede llevar al lector directamente a otros textos sin importar quién los haya
escrito o su localización.
Sin embargo, lo que para la crítica literaria supone una confirmación práctica
de todo un corpus teórico y una nueva puerta abierta para el análisis del texto,
para la ciencia documental la aparición del hipertexto ha tenido unas
repercusiones bien diferentes y mucho más complejas. Por una lado, la llegada
del hipertexto ha cuestionado los cimientos mismos sobre los que se
sustentaba el objeto de su estudio, esto es, el propio documento; y por otro, ha
puesto en cuestión todos los aspectos relacionados con las técnicas aplicables
hasta ese momento en este campo científico, esto es, el tratamiento y análisis del documento.
En relación al documento como objeto de estudio de la documentación, en primer lugar nos encontramos con el problema de la
fragmentación del documento hipertextual, pues lo que hasta entonces era una unidad física y reconocible
que estaba contenida en un soporte físico individualizado y con una localización
concreta, es ahora una virtualidad fragmentada, una red dispersa y atomizada de
fragmentos yuxtapuestos. El documento ya no es una entidad completa, fija e
indivisible.
En segundo lugar, nos
topamos con que lo que hasta entonces era un objeto cerrado, concluso y una
realidad materialmente finita, se ha convertido ahora en una entidad
abierta,
flexible, ampliable, extensible, sin un principio y un fin predeterminados
cuando se despliega en la red.
En
tercer lugar vemos que los contornos físicos del contenedor desaparecen y que el contenido se vuelve inestable,
cambiante, dinámico y mudable tanto en lo referente a su forma como a su contenido y
localización. Abundando en este sentido, se da la paradoja de que hay documentos que no
existen realmente hasta que son generados mediante una acción promovida por un
agente (sea humano o máquina), en este caso concreto estamos hablando de
documentos que se generan dinámicamente mediante procesos, y no de objetos en sí
mismos, algo completamente nuevo en la tipología documental tradicional.
Y por último,
ante la proliferación de elementos de información de muy distinto signo,
características y funcionalidades tales como un blog, un portal de
servicios web, un artículo científico en pdf, un formulario de un buscador, una
fotografía, una canción, un fragmento de vídeo, una revista online, una aplicación, un
script, una
ontología en un archivo xml, etc. ¿Se puede decir que son todos ellos
documentos? ¿Qué tipología establecer para definir y caracterizar cada uno de
los nuevos documentos hipertextuales?
Vayamos por partes en la reflexión sobre todas estas cuestiones y algunas otras
complementarias.
En relación a la fragmentariedad del documento, efectivamente el documento
hipertextual se "rompe" en una serie de fragmentos de información. Un documento
es un conjunto de información independiente que se presenta como una unidad.
Según esta definición serían documentos tanto cada uno de los nodos de
información que conforman el hipertexto, como la estructura completa compuesta
de nodos,
enlaces y anclajes, puesto que la
red hipertextual total también
conforma una unidad de información independiente.
Para distinguir estos 2 tipos de información se habla de documentos en el primer
caso y de hiperdocumento en el segundo. Así pues, un hiperdocumento sería el
conjunto de documentos estructurados que conforman el hipertexto. En un entorno
digital, un nodo suele coincidir con una unidad de almacenamiento o
archivo así pues, cada documento equivale a un
archivo individual. De la misma forma, un documento puede contener varios nodos
e, incluso, ser un nodo. Cuando tenemos varios documentos que componen un
hipertexto, se habla de documento hipertextual o
hiperdocumento.
Fuente: Universidad de Zaragoza. Manual
de Estilo WWW.
http://wzar.unizar.es/cdc/manual/M_1_4.html
Un hiperdocumento forma y conforma una unidad compuesta de varios
documentos conectados. Un hipertexto es una estructura compuesta de una serie
de nodos (documentos) conectados a través de enlaces.
Cualquier estructura hipertextual está formada por
una serie de elementos esenciales (nodos,
enlaces y anclajes) y otro
tipo de elementos y herramientas añadidas que conforman los sistemas de
navegación y los sistemas de búsqueda (tales como mapas de navegación,
tablas de contenido, índices, sumarios, bases de datos,
formularios de búsqueda, etc.), etc. A ese conjunto total de elementos que
pertenecen a la misma estructura de información se le denomina hiperdocumento.
Durante la navegación, un enlace puede llevarnos tanto
a documentos que pertenecen al mismo hiperdocumento, como a documentos
pertenecientes a otros hiperdocumentos. En el primer caso se habla de
enlaces internos, esto es, los que conectan un
documento o parte de un documento a otro documento u otra parte del documento
dentro del mismo hiperdocumento, y en el segundo caso se habla de
enlaces externos, esto es, los que conectan el
texto (o imagen) a un hiperdocumento ajeno, a un documento de la red.
Desde el punto de vista del contenido, los documentos que componen un hiperdocumento son análogos a los capítulos y otros componentes de un libro
tanto si obedecen a un principio estructural o a un principio semántico (pies de
página, referencias, índices, sumarios, etc.), y pueden analizarse separadamente
como unidades de información en sí misma o globalmente si queremos analizar el
hiperdocumento entendido como una unidad informativa completa. En la red,
generalmente, un hiperdocumento se corresponde con un sitio web o sede web ya
que la estructura formal de archivos sigue una estructura también en el nivel
físico (almacenamiento de la información en archivos y directorios, morfología
de los archivos, etc.).
Un hiperdocumento se puede analizar desde los 3 puntos de vista:
nivel lógico,
nivel de usuario y nivel físico.
-
El nivel lógico se referirá
a la forma de estructurar los directorios,
archivos y documentos que conforman el hipertexto y
que permiten establecer relaciones entre ellos desde el punto de vista de la
estructura del conocimiento o estructura conceptual de la información ofrecida.
-
El nivel de usuario se referirá
a las formas y herramientas de acceso a la información tal y como se le
presentan al usuario para que pueda navegar por los documentos,
generalmente atendiendo a una estructura conceptual o temática.
-
El nivel físico tendrá en
cuenta los componentes, mecanismos y herramientas esenciales que
hacen posible el establecimiento de la propia arquitectura estructural y navegacional del hipertexto.
Representa los aspectos de almacenamiento de la información, la morfología de
los nodos y sus relaciones, los sistemas y herramientas de hipermedia, las
aplicaciones utilizadas y la puesta en marcha dinámica, los
lenguajes de marcado
para hiperdocumentos y en el caso de hipertexto en la WWW, la relación:
servidor Web-clientes web -navegador, etc.
Así pues, como cualquier texto, un hipertexto puede analizarse tanto en relación
a su forma como a su contenido, pero añadiendo una tercera vertiente, que es el
documento hipertextual desde el punto de vista de su presentación al usuario.
En relación al segundo aspecto, esto es, el documento hipertextual como entidad abierta, flexible, ampliable,
extensible y sin un principio y un fin predeterminados, hay que tener en cuenta
que, aunque el hiperdocumento desde el punto de vista del
lector/usuario puede ampliarse y extenderse en la red mediante enlaces
externos, el conjunto de archivos que conforman el hiperdocumento es una unidad
completa, finita, identificable y localizable como entidad única, y que el autor
construye su red según una estructura fija cerrada y predeterminada.
En cuanto a la variabilidad del documento, efectivamente, el hipertexto rompe la singularidad del documento que, en parte, ya había
socavado la imprenta al posibilitar la reproductibilidad
mecánica con sus múltiples copias, pero el hipertexto ahonda más en este hecho, puesto que
tira por tierra la
noción del documento como entidad única. En el documento hipertextual en red lo
que
importa es el acceso, no la reproducción ya que el documento no se agota con su
uso.
La digitalidad ha roto la estabilidad del documento. La imprenta imponía una
realidad física inalterable, pero los bytes de información pueden copiarse,
alterarse, modificarse, guardarse y trasladarse a voluntad y de una forma fácil
y tan rápida como permiten los flujos electrónicos. Una obra impresa también puede modificarse en una nueva
edición, pero el proceso es lento y costoso; sin embargo, una obra digital puede
cambiar de versión tantas veces como quiera el autor y puede alterar su forma,
morfología, lugar, e incluso desaparecer materialmente y al instante, puede
publicarse en red en apenas unos segundos, etc. Sin embargo, para solucionar los
problemas de la inestabilidad y la volatilidad del documentos en la red, se han
desarrollado una serie de iniciativas que permiten la
localización e identificación del documento de una forma única e inequívoca
y que persista a lo largo del tiempo y del espacio
Internet. Por un lado, contamos con
los números normalizados (URI,
URL, URN,
PURL, etc.) y, por otro, con otra serie de
identificadores para referirse a recursos digitales concretos tales como
DOI, SICI,
BICI, PII, etc.
En cuarto lugar nos encontramos con la proliferación de una serie de documentos
nuevos y de muy diverso signo.
El nuevo documento puede incluir texto, audio y vídeo,
posibilidades dinámicas e interactivas y dinámicas y actualizaciones constantes. La Web es un enorme cajón de sastre documental donde caben todos los formatos,
morfologías, tipologías, temas, recursos, medios,
mensajes, lenguas y lenguajes
posibles. Es un espacio que engloba todos los espacios: escuelas, mercados,
bancos, bibliotecas, museos, casinos, iglesias, sex-shops, etc; y todos los
servicios a ellos asociados; un medio que engloba todos los medios de
información: prensa, televisión, radio, etc; y a todos los actores de la
información: autores, lectores, editores, etc; y un canal que encierra otros
canales de comunicación: teléfono, cable, satélite, etc; y todas las formas
posibles de comunicación humana (si exceptuamos los sentidos del tacto y del
olfato, hasta ahora los únicos que se han resistido a la digitalización, aunque
la realidad virtual los pueda simular con bastante acierto).
La tradicional clasificación documental basada en el soporte, el mensaje
informativo y la posibilidad de transmisión o difusión sigue siendo, en parte,
válida como ya mostramos al hablar de la
Clasificación tradicional de los tipos de documentos. Sin embargo, esta
tipología que es perfectamente aplicable a los documentos analógicos y a los
documentos digitales contenidos en un soporte físico tales como un
CD-ROM o un DVD, se queda corta cuando la queremos aplicar a los documentos presentes en la
red, por lo que es preciso añadir otros parámetros. En primer lugar, el
hipertexto es una mezcla de morfologías ya que en
el documento hipertextual no cabe hablar sólo de texto, sino también de
imagen,
audio y otros muchos recursos. El hipertexto es también
hipermedia o la conjunción de varios medios.
De esta forma, las distintas morfologías presentes en un documento, han dado origen a que
el término "documento" fuera sustituido por el de "recurso".
La International Federation of
Library Associations and Institutions (IFLA) que en un primer momento denominó "archivo de ordenador" a los nuevos
documentos nacidos al albur de la informática, allá por 1995 tuvo ya que hacer
frente a que la definición de este término no era lo suficientemente explicativa
para caracterizar otros nuevos soportes como los medios ópticos, los
multimedia
y el acceso remoto a los documentos de Internet, y se vio en la necesidad de
optar por un término nuevo para identificarlos. El término elegido fue "recurso
electrónico" y así nació la
ISBD (ER) o Descripción Internacional Estándar
Bibliográfica para Recursos Electrónicos. Sin embargo, tras esta definición se
esconde la vieja tradición de dar prioridad al soporte. Aun así,
la IFLA tuvo que hacer una primera distinción entre 2 tipos de recursos
diferentes y lo que caracterizaba a cada uno de ellos no era ya el soporte, sino el acceso.
De esta forma, se hace una primera distinción entre:
Sin embargo, al hablar del documento
electrónico, vimos que la elección del término electrónico, válida para
distinguir cierto tipo de recursos de los recursos impresos, no sirve para
hacer una distinción fundamental: distinguir entre
documentos digitales y documentos analógicos. Un documento
electrónico es aquel
contenido en un
soporte electrónico que, para su visualización requiere una
pantalla textual, una pantalla gráfica, y/o unos dispositivos de emisión de
audio,
vídeo, etc; según el
tipo de información que contenga. En algunos casos también se precisa la
mediación de un ordenador (cuando la información está digitalizada), en otros no
(si se trata de información analógica).
De esta forma, todo documento
digital es un documento
electrónico pero no ocurre lo mismo al revés, no todo documento electrónico es
un documento digital.
Y aunque, a menudo, electrónico y digital se presentan como sinónimos, esto no
es cierto ya que un documento electrónico puede ser bien analógico, bien
digital.
Así pues, es necesaria una tipología nueva
capaz de integrar no sólo la gran variedad de soportes
nuevos, sino también los distintos formatos y diversas
morfologías. La tipología de los documentos también se
ha ido ampliando a medida que
surgen nuevas formas y tecnologías de lectura y
escritura, nuevas formas de
acceso y recuperación del documento, nuevos
lenguajes y nuevas formas de estructurar y tratar la
información y nuevos modos de interacción por parte del
usuario.
De esta forma, se propuso una una nueva tipología de documentos incluyendo
aspectos como los siguientes:
-
Según la naturaleza del soporte:
-
físico
-
virtual
(en línea, aunque, por supuesto no es inmaterial,
siempre necesita un soporte físico donde alojarse como es la memoria o
disco duro del
ordenador que hace las funciones de servidor de la red)
-
Según la tecnología de lectura/escritura:
-
documentos manuscritos
-
documentos impresos (fruto de la tecnología de la
imprenta)
-
documentos electrónicos (fruto de la tecnología
electrónica)
-
documentos digitales (fruto de la tecnología
digital)
-
Según el tratamiento previo de los datos contenidos en
el mensaje informativo:
-
Según la estructura del mensaje informativo:
-
Según el estado del mensaje informativo:
-
documentos reales
-
documentos virtuales:
-
documentos hipertextuales
(documentos virtuales compuestos de bloques de información hipertextual que
tienen conexiones predefinidas).
-
documentos conceptuales
(documento virtual a partir del cual es posible construir un documento real
dinámicamente y en algún momento que el usuario lo solicite. El
documento se compone de bloques de información más un programa o motor
conceptual y datos específicos).
-
Según la posibilidad de transformación del contenido por parte
del usuario:
-
Según la codificación del mensaje informativo:
-
documentos analógicos
-
documentos digitales
-
Según el contenido del mensaje informativo:
-
Según la posibilidad de acceso, transmisión o difusión:
-
social
-
documentos públicos
-
documentos privados
-
temporal
-
documentos permanentes
-
documentos transitorios
-
espacial
-
Según el tipo de acceso al
documento:
-
documento local (el acceso se realiza a través de un
soporte físico
como es el disco duro del ordenador o a través de algún periférico)
-
documento remoto (el acceso se realiza en línea a través de una red)
-
Según el protocolo de Internet utilizado para el acceso en línea al
documento:
-
Según la autoría:
-
documentos individuales
-
personales
-
institucionales
-
corporativos
-
documentos colectivos
-
no participativos (intervienen varios autores, pero no es
posible la participación de los lectores)
-
participativos (es posible la participación de los
lectores como en el caso de los
wikis,
redes sociales, etc.)
-
Según la dirección de la comunicación establecida
-
unidireccional (comunicación uno a muchos: emisor
→ receptores)
-
bidireccional (comunicación uno a uno:
emisor ↔ receptor)
-
multidireccional (comunicación muchos a muchos:
emisores ↔ receptores)
-
Según el tipo de comunicación establecida
Esta lista no pretende ser exhaustiva, tan sólo es una
muestra de las nuevas
realidades teóricas y prácticas del documento que ponen de manifiesto la necesidad de establecer
tipologías de nuevo cuño.
Si el documento ha cambiado, la consecuencia que se deriva de
este hecho es
si el documento puede -o debe- ser tratado y analizado tal y como se analizaba
antes de la revolución hipertextual. La segunda problemática que introduce el hipertexto en la ciencia
documental es, pues, el tratamiento y análisis del documento. ¿Siguen siendo
válidos los métodos tradicionales? ¿Pueden adaptarse para tratar los nuevos
tipos de documentos o son precisos otros métodos nuevos?
A lo largo de esta tesis se han tratado de forma pormenorizada
todos los aspectos relativos al tratamiento del documento hipertextual: la
descripción del documento, la
catalogación, la indización y
clasificación, el resumen
documental y la búsqueda y recuperación del documento.
No vamos a repetir aquí los detalles de cada una de estas fases y operaciones
técnicas pero sí destacar que con los medios anteriores se ha demostrado
imposible tratar la información disponible en la red. En primer lugar debido al
enorme volumen de información depositada en la Web y en segundo lugar por las
características propias de los nuevos recursos
presentes en la red. Otra cuestión añadida y que ha sido el verdadero motor de
un cambio de rumbo en el tratamiento de la información hipertextual es la
posibilidad de acceso directo al documento o recurso de forma casi instantánea y
desde cualquier punto de la red. Todo ello sin olvidar los cambios que el propio
desarrollo tecnológico alcanzado ha producido en muchas de las tareas que se han
llevado a cabo tradicionalmente de forma manual o semiautomática y que ahora
pueden practicarse de forma totalmente automatizada gracias al desarrollo de los
motores de búsqueda, de los
robots y agentes inteligentes, de indizadores, de
los lenguajes estructurados, etc; cambios técnicos
que no hubieran sido posibles sin el desarrollo tecnológico alcanzado con los
ordenadores del presente que ha conducido a una
mayor capacidad de memoria de los procesadores actuales, un aumento de las
capacidades de interconexión, amplitud del ancho de banda de las redes de
transmisión, una mayor capacidad de compresión de la memoria, etc. Avances que
no sólo se han producido en los materiales físicos, sino que también han
producido un salto cualitativo en
otros
aspectos relacionados con el software, los programas y las aplicaciones
informáticas; la conectividad de las redes; los
servicios que ofrece Internet
e incluso, con el contenido, diseño y presentación de la interfaces gráficas,
etc.
La explosión de
Internet parece
haber desplazado el papel de las bibliotecas y centros de documentación a un
plano secundario puesto que la información ya no se encuentra únicamente en
esos antiguos centros del saber, sino que masivamente va invadiendo la red.
También cabría preguntarse si es necesario que los usuarios cuenten con un
intermediario -biblioteca o centro de documentación- para acceder a una
información que se puede localizar directamente en la red, puesto que los nuevos
métodos de búsqueda y
acceso directo al
documento, parecen haber desbordado los tradicionales métodos bibliotecarios
para acceder a los nuevos medios y a la información en ellos contenida.
Una
de las principales funciones de las bibliotecas y centros de documentación ha
sido desarrollar sistemas de acceso a los documentos que estén contenidos en su
propia colección y estas instituciones se han ido adaptando a las nuevas
posibilidades que ofrecía la informática para automatizar sus trabajos técnicos.
Aunque ha sido un
proceso lento y paulatino pasar de las fichas de cartulina a la
microfilmación, a las bases de datos en CD-ROM y a los
OPACs, etc; poco a poco se han ido configurando
las bibliotecas del siglo XXI, sin embargo, si no quieren perder el tren de los
tiempos, tienen que seguir evolucionando.
Como se ha afirmado en el capítulo de esta tesis al tratar
el nuevo papel de las bibliotecas,
Internet no va a desplazar a las
bibliotecas ya que existen barreras culturales,
tecnológicas, económicas o físicas, etc. que impiden el acceso de ciertos
usuarios a la información accesible en red, pero, a la inversa, esas
barreras también se producen y la Biblioteca, sea del tipo que sea, es la
que se debe acercar a los usuarios ofreciéndoles unos correctos y
funcionales servicios en línea.
Existen millones de usuarios, cada uno de
ellos con unos conocimientos y una competencia distinta a la hora de acceder
a la información. Debido a su experiencia, los documentalistas y
bibliotecarios están perfectamente preparados para llevar a cabo una buena
selección y evaluación de recursos digitales y para organizar y establecer
con eficiencia unos servicios en los que sigue siendo fundamental organizar
la información (sea analógica o digital), aunque el modo de presentación de
dicha información y la atención al usuario abarque ahora tanto el campo real
como el virtual.
Los cambios tecnológicos en manos de ingenieros e
informáticos han ido mucho más rápidos que las transformaciones producidas
en las bibliotecas en relación con los procesos técnicos documentales, sin
embargo, poco a poco las bibliotecas se van adaptando a los nuevos cambios y
el uso de la World
Wide Web, las listas de distribución de
Internet para atención a usuarios o la
elaboración de directorios, boletines, guías informativas, fichero de
preguntas más frecuentes (FAQ), dosieres de prensa en línea o servicios de
búsqueda y recuperación en línea, son ya algo habitual en muchas bibliotecas
tradicionales y, por supuesto, en otras bibliotecas y centros de
documentación que han nacido al amparo de la red y sólo existen de forma
virtual.
La descripción de contenidos se ha convertido en un campo de
batalla para informáticos, lingüistas, bibliotecarios y documentalistas, pero, a
pesar del desarrollo y sofisticación de
los buscadores y del empleo de
robots y agentes inteligentes para
indizar y clasificar los documentos de la Web, es preciso también describir toda
esa maraña de información y organizarla para poder recuperarla de forma
eficiente. Así, el uso de metadatos, la
utilización de tesauros, la elaboración de
ontologías y el empleo y desarrollo de
lenguajes documentales, es fundamental para el
camino hacia la Web semántica. Los
bibliotecarios y documentalistas, tienen pues, un nuevo campo de trabajo en
el que aportar sus viejas técnicas, al servicio de las nuevas tecnologías.
Y, por supuesto, la alfabetización en la nueva
escritura y lectura
hipertextuales es uno de los grandes retos del siglo XXI en donde la escuela y
demás instituciones formativas y docentes deben jugar un papel clave.
La tinta digital de ceros y unos ha creado un universo de bytes, un mundo
paralelo al mundo analógico que es, en parte, una representación de éste al otro
lado de las pantallas. Pero los mundos de uno y otro lado de la
pantalla no son
mundos que caminen en direcciones opuestas o diferentes, sino mundos que
convergen, coexisten y se relacionan constante y estrechamente, ya que ambos
forman parte, mejor dicho, son... el mundo real del siglo XXI.
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