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María Jesús Lamarca Lapuente. Hipertexto: El nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen.

 


 

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El nacimiento del hipertexto ha hecho correr ríos de tinta sobre las viejas y nuevas formas de lectura y escritura, y sobre los conceptos de autor, lector e información, y ha desatado una extensa reflexión en la red y fuera de ella sobre lo que supone para el propio texto.

 

El hipertexto es texto con enlaces a otros textos. El texto (textere) vuelve así a su significado original de tejer o entretejer y alcanza su máxima plenitud en la World Wide Web, la telaraña mundial, capaz de conectar todos los textos.

Para los teóricos estructuralistas que estudiaron el texto antes de que fuera posible la conexión real mediante enlaces hipertextuales, un texto siempre existía en relación a otros textos y, de esta forma, era preciso estudiar la intertextualidad. Gérard Genette estableció el término transtextualidad (transtextuality) para englobar las relaciones que se establecen entre los textos y que se pueden resumir en 5 subtipos:

  •  intertextualidad (intertextuality): es la relación de copresencia entre dos o más textos: cita, plagio, alusión.

  •  paratextualidad (paratextuality): es la relación entre un texto y su paratexto (esto es, lo que rodea al cuerpo principal del texto como títulos, epígrafes, notas a pie de página, ilustraciones, etc.)

  •  architextualidad (architextuality): es la designación de un texto como parte de un género, se trata de una relación muda pero fijada en menciones paratextuales que cumplen funciones taxonómicas mediante las que el texto remite a unas informaciones de cualidades genéricas.

  •  metatextualidad (metatextuality): es la relación crítica, esto es, el comentario crítico explícito o implícito de un texto en otro texto.

  •  hipertextualidad (hypertextuality): relación entre un texto (hipertexto) y otro texto anterior (hipotexto) en el que se inserta a modo de comentario, esto es, en el que se basa pero que ha sido transformado, modificado, elaborado o extendido.

Daniel Chandler en Intertextuality sustituye el término hipertextualidad definido por Genette por el de hipotextualidad con el fin de dotarle del significado actual y añadir a estos 5 subtipos un sexto: hipertextualidad (hypertextuality) para establecer la relación entre un texto informatizado, esto es, un texto que puede llevar al lector directamente a otros textos sin importar quién los haya escrito o su localización.

Sin embargo, lo que para la crítica literaria supone una confirmación práctica de todo un corpus teórico y una nueva puerta abierta para el análisis del texto, para la ciencia documental la aparición del hipertexto ha tenido unas repercusiones bien diferentes y mucho más complejas. Por una lado, la llegada del hipertexto ha cuestionado los cimientos mismos sobre los que se sustentaba el objeto de su estudio, esto es, el propio documento; y por otro, ha puesto en cuestión todos los aspectos relacionados con las técnicas aplicables hasta ese momento en este campo científico, esto es, el tratamiento y análisis del documento.

 

En relación al documento como objeto de estudio de la documentación, en primer lugar nos encontramos con el problema de la fragmentación del documento hipertextual, pues lo que hasta entonces era una unidad física y reconocible que estaba contenida en un soporte físico individualizado y con una localización concreta, es ahora una virtualidad fragmentada, una red dispersa y atomizada de fragmentos yuxtapuestos. El documento ya no es una entidad completa, fija e indivisible.

 

En segundo lugar, nos topamos con que lo que hasta entonces era un objeto cerrado, concluso y una realidad materialmente finita, se ha convertido ahora en una entidad abierta, flexible, ampliable, extensible, sin un principio y un fin predeterminados cuando se despliega en la red.

 

En tercer lugar vemos que los contornos físicos del contenedor desaparecen y que el contenido se vuelve inestable, cambiante, dinámico y mudable tanto en lo referente a su forma como a su contenido y localización. Abundando en este sentido, se da la paradoja de que hay documentos que no existen realmente hasta que son generados mediante una acción promovida por un agente (sea humano o máquina), en este caso concreto estamos hablando de documentos que se generan dinámicamente mediante procesos, y no de objetos en sí mismos, algo completamente nuevo en la tipología documental tradicional.

 

Y por último, ante la proliferación de elementos de información de muy distinto signo, características y funcionalidades tales como un blog, un portal de servicios web, un artículo científico en pdf, un formulario de un buscador, una fotografía, una canción, un fragmento de vídeo, una revista online, una aplicación, un script, una ontología en un archivo xml, etc. ¿Se puede decir que son todos ellos documentos? ¿Qué tipología establecer para definir y caracterizar cada uno de los nuevos documentos hipertextuales?

 

Vayamos por partes en la reflexión sobre todas estas cuestiones y algunas otras complementarias.

 

En relación a la fragmentariedad del documento, efectivamente el documento hipertextual se "rompe" en una serie de fragmentos de información. Un documento es un conjunto de información independiente que se presenta como una unidad. Según esta definición serían documentos tanto cada uno de los nodos de información que conforman el hipertexto, como la estructura completa compuesta de nodos, enlaces y anclajes, puesto que la red hipertextual total también conforma una unidad de información independiente.

 

Para distinguir estos 2 tipos de información se habla de documentos en el primer caso y de hiperdocumento en el segundo. Así pues, un hiperdocumento sería el conjunto de documentos estructurados que conforman el hipertexto. En un entorno digital, un nodo suele coincidir con una unidad de almacenamiento o archivo así pues, cada documento equivale a un archivo individual. De la misma forma, un documento puede contener varios nodos e, incluso, ser un nodo. Cuando tenemos varios documentos que componen un hipertexto, se habla de documento hipertextual o hiperdocumento.

 

Fuente: Universidad de Zaragoza. Manual de Estilo WWW.
http://wzar.unizar.es/cdc/manual/M_1_4.html

Un hiperdocumento forma y conforma una unidad compuesta de varios documentos conectados. Un hipertexto es una estructura compuesta de una serie de nodos (documentos) conectados a través de enlaces.

 

Cualquier estructura hipertextual está formada por una serie de elementos esenciales (nodos, enlaces y anclajes) y otro tipo de elementos y herramientas añadidas que conforman los sistemas de navegación y los sistemas de búsqueda (tales como mapas de navegación, tablas de contenido, índices, sumarios, bases de datos, formularios de búsqueda, etc.), etc. A ese conjunto total de elementos que pertenecen a la misma estructura de información se le denomina hiperdocumento. Durante la navegación, un enlace puede llevarnos tanto a documentos que pertenecen al mismo hiperdocumento, como a documentos pertenecientes a otros hiperdocumentos. En el primer caso se habla de enlaces internos, esto es, los que conectan un documento o parte de un documento a otro documento u otra parte del documento dentro del mismo hiperdocumento, y en el segundo caso se habla de enlaces externos, esto es, los que conectan el texto (o imagen) a un hiperdocumento ajeno, a un documento de la red.

 

Desde el punto de vista del contenido, los documentos que componen un hiperdocumento son análogos a los capítulos y otros componentes de un libro tanto si obedecen a un principio estructural o a un principio semántico (pies de página, referencias, índices, sumarios, etc.), y pueden analizarse separadamente como unidades de información en sí misma o globalmente si queremos analizar el hiperdocumento entendido como una unidad informativa completa. En la red, generalmente, un hiperdocumento se corresponde con un sitio web o sede web ya que la estructura formal de archivos sigue una estructura también en el nivel físico (almacenamiento de la información en archivos y directorios, morfología de los archivos, etc.).

 

Un hiperdocumento se puede analizar desde los 3 puntos de vista: nivel lógico, nivel de usuario y nivel físico.

  •  El nivel lógico se referirá a la forma de estructurar los directorios, archivos y documentos que conforman el hipertexto y que permiten establecer relaciones entre ellos desde el punto de vista de la estructura del conocimiento o estructura conceptual de la información ofrecida.

  •  El nivel de usuario se referirá a las formas y herramientas de acceso a la información tal y como se le presentan al usuario para que pueda navegar por los documentos, generalmente atendiendo a una estructura conceptual o temática.

  •  El nivel físico tendrá en cuenta los componentes, mecanismos y herramientas esenciales que hacen posible el establecimiento de la propia arquitectura estructural y navegacional del hipertexto. Representa los aspectos de almacenamiento de la información, la morfología de los nodos y sus relaciones, los sistemas y herramientas de hipermedia, las aplicaciones utilizadas y la puesta en marcha dinámica, los lenguajes de marcado para hiperdocumentos y en el caso de hipertexto en la WWW, la relación: servidor Web-clientes web -navegador, etc.

Así pues, como cualquier texto, un hipertexto puede analizarse tanto en relación a su forma como a su contenido, pero añadiendo una tercera vertiente, que es el documento hipertextual desde el punto de vista de su presentación al usuario.

 

En relación al segundo aspecto, esto es, el documento hipertextual como entidad abierta, flexible, ampliable, extensible y sin un principio y un fin predeterminados, hay que tener en cuenta que, aunque el hiperdocumento desde el punto de vista del lector/usuario puede ampliarse y extenderse en la red mediante enlaces externos, el conjunto de archivos que conforman el hiperdocumento es una unidad completa, finita, identificable y localizable como entidad única, y que el autor construye su red según una estructura fija cerrada y predeterminada.

 

En cuanto a la variabilidad del documento, efectivamente, el hipertexto rompe la singularidad del documento que, en parte, ya había socavado la imprenta al posibilitar la reproductibilidad mecánica con sus múltiples copias, pero el hipertexto ahonda más en este hecho, puesto que tira por tierra la noción del documento como entidad única. En el documento hipertextual en red lo que importa es el acceso, no la reproducción ya que el documento no se agota con su uso.

 

La digitalidad ha roto la estabilidad del documento. La imprenta imponía una realidad física inalterable, pero los bytes de información pueden copiarse, alterarse, modificarse, guardarse y trasladarse a voluntad y de una forma fácil y tan rápida como permiten los flujos electrónicos. Una obra impresa también puede modificarse en una nueva edición, pero el proceso es lento y costoso; sin embargo, una obra digital puede cambiar de versión tantas veces como quiera el autor y puede alterar su forma, morfología, lugar, e incluso desaparecer materialmente y al instante, puede publicarse en red en apenas unos segundos, etc. Sin embargo, para solucionar los problemas de la inestabilidad y la volatilidad del documentos en la red, se han desarrollado una serie de iniciativas que permiten la localización e identificación del documento de una forma única e inequívoca y que persista a lo largo del tiempo y del espacio Internet. Por un lado, contamos con los números normalizados (URI, URL, URN, PURL, etc.) y, por otro, con otra serie de identificadores para referirse a recursos digitales concretos tales como DOI, SICI, BICI, PII, etc.

 

En cuarto lugar nos encontramos con la proliferación de una serie de documentos nuevos y de muy diverso signo. El nuevo documento puede incluir texto, audio y vídeo, posibilidades dinámicas e interactivas y dinámicas y actualizaciones constantes. La Web es un enorme cajón de sastre documental donde caben todos los formatos, morfologías, tipologías, temas, recursos, medios, mensajes, lenguas y lenguajes posibles. Es un espacio que engloba todos los espacios: escuelas, mercados, bancos, bibliotecas, museos, casinos, iglesias, sex-shops, etc; y todos los servicios a ellos asociados; un medio que engloba todos los medios de información: prensa, televisión, radio, etc; y a todos los actores de la información: autores, lectores, editores, etc; y un canal que encierra otros canales de comunicación: teléfono, cable, satélite, etc; y todas las formas posibles de comunicación humana (si exceptuamos los sentidos del tacto y del olfato, hasta ahora los únicos que se han resistido a la digitalización, aunque la realidad virtual los pueda simular con bastante acierto).

 

La tradicional clasificación documental  basada en el soporte, el mensaje informativo y la posibilidad de transmisión o difusión sigue siendo, en parte, válida como ya mostramos al hablar de la Clasificación tradicional de los tipos de documentos. Sin embargo, esta tipología que es perfectamente aplicable a los documentos analógicos y a los documentos digitales contenidos en un soporte físico tales como un CD-ROM o un DVD, se queda corta cuando la queremos aplicar a los documentos presentes en la red, por lo que es preciso añadir otros parámetros. En primer lugar, el hipertexto es una mezcla de morfologías ya que en el documento hipertextual no cabe hablar sólo de texto, sino también de imagen, audio y otros muchos recursos. El hipertexto es también hipermedia o la conjunción de varios medios.

 

De esta forma, las distintas morfologías presentes en un documento, han dado origen a que el término "documento" fuera sustituido por el de "recurso". La International Federation of Library Associations and Institutions (IFLA) que en un primer momento denominó "archivo de ordenador" a los nuevos documentos nacidos al albur de la informática, allá por 1995 tuvo ya que hacer frente a que la definición de este término no era lo suficientemente explicativa para caracterizar otros nuevos soportes como los medios ópticos, los multimedia y el acceso remoto a los documentos de Internet, y se vio en la necesidad de optar por un término nuevo para identificarlos. El término elegido fue "recurso electrónico" y así nació la ISBD (ER) o  Descripción Internacional Estándar Bibliográfica para Recursos Electrónicos. Sin embargo, tras esta definición se esconde la vieja tradición de dar prioridad al soporte. Aun así, la IFLA tuvo que hacer una primera distinción entre 2 tipos de recursos diferentes y lo que caracterizaba a cada uno de ellos no era ya el soporte, sino el acceso. De esta forma, se hace una primera distinción entre:

  •  acceso local (para disquetes, casetes o cintas)

  •  acceso remoto (en red).

Sin embargo, al hablar del documento electrónico, vimos que la elección del término electrónico, válida para distinguir cierto tipo de recursos de los recursos impresos, no sirve para hacer una distinción fundamental: distinguir entre documentos digitales y documentos analógicos. Un documento electrónico es aquel contenido en un soporte electrónico que, para su visualización requiere una pantalla textual, una pantalla gráfica, y/o unos dispositivos de emisión de audio, vídeo, etc;  según el tipo de información que contenga. En algunos casos también se precisa la mediación de un ordenador (cuando la información está digitalizada), en otros no (si se trata de información analógica). De esta forma, todo documento digital es un documento electrónico pero no ocurre lo mismo al revés, no todo documento electrónico es un documento digital. Y aunque, a menudo, electrónico y digital se presentan como sinónimos, esto no es cierto ya que un documento electrónico puede ser bien analógico, bien digital.

 

Así pues, es necesaria una tipología nueva capaz de integrar no sólo la gran variedad de soportes nuevos, sino también los distintos formatos y diversas morfologías. La tipología de los documentos también se ha ido ampliando a medida que surgen nuevas formas y tecnologías de lectura y escritura, nuevas formas de acceso y recuperación del documento, nuevos lenguajes y nuevas formas de estructurar y tratar la información y nuevos modos de interacción por parte del usuario.

 

De esta forma, se propuso una una nueva tipología de documentos incluyendo aspectos como los siguientes:

  •  Según la naturaleza del soporte:
     

  •  Según la tecnología de lectura/escritura:
     

    • documentos manuscritos

    • documentos impresos (fruto de la tecnología de la imprenta)

    • documentos electrónicos (fruto de la tecnología electrónica)

    • documentos digitales (fruto de la tecnología digital)
       

  •   Según el tratamiento previo de los datos contenidos en el mensaje informativo:
     

    •  documentos estructurados

      •  por medio de marcas formales (documentos HTML, XML, SGML, etc.)

      •  por medio de marcas de contenido (documentos RDF, metadatos, etc.)

    •   documentos no estructurados
       

  •  Según la estructura del mensaje informativo:
     

    • documentos secuenciales

    • documentos hipertextuales

      • Según la morfología del mensaje informativo:

      • Según la posibilidad de manipulación del mensaje informativo:

        • documentos abiertos (el lector/usuario puede añadir comentarios y anotaciones, agregar enlaces y etiquetas, etc.)

        • documentos cerrados

      • Según la posibilidad de difusión en las redes telemáticas:

  • Según el estado del mensaje informativo:
     

    • documentos reales

    • documentos virtuales:

      • documentos hipertextuales (documentos virtuales compuestos de bloques de información hipertextual que tienen conexiones predefinidas).

      • documentos conceptuales (documento virtual a partir del cual es posible construir un documento real dinámicamente y  en algún momento que el usuario lo solicite. El documento se compone de bloques de información más un programa o motor conceptual y datos específicos).

        •  homogéneos: si todos sus elementos provienen del mismo documento fuente

        •  heterogéneos: si los bloques de información tienen orígenes diferentes
           

  •  Según la posibilidad de transformación del contenido por parte del usuario:
     

  • Según la codificación del mensaje informativo:
     

    • documentos analógicos

    • documentos digitales

     

  •  Según el contenido del mensaje informativo:
     

  •  Según la posibilidad de acceso, transmisión o difusión:
     

    • social

      • documentos públicos

      • documentos privados

    • temporal

      • documentos permanentes

      • documentos transitorios

    • espacial

      • documentos en línea

        • en una Intranet o red independiente

        • en Internet

      • documentos fuera de línea
         

  •  Según el tipo de acceso al documento:
     

    • documento local (el acceso se realiza a través de un soporte físico como es el disco duro del ordenador o a través de algún periférico)

    • documento remoto (el acceso se realiza en línea a través de una red)
       

  •  Según el protocolo de Internet utilizado para el acceso en línea al documento:
     

  •  Según la autoría:
     

    • documentos individuales

      • personales

      • institucionales

      • corporativos

    • documentos colectivos

      • no participativos (intervienen varios autores, pero no es posible la participación de los lectores)

      • participativos (es posible la participación de los lectores como en el caso de los wikis, redes sociales, etc.)

        • moderados (publicación previo filtrado por moderador)

        • no moderados (publicación directa sin intermediarios)
           

  •  Según la dirección de la comunicación establecida
     

    • unidireccional (comunicación uno a muchos: emisor receptores)

    • bidireccional (comunicación uno a uno: emisor ↔ receptor)

    • multidireccional (comunicación muchos a muchos: emisores ↔ receptores)
       

  •  Según el tipo de comunicación establecida
     

Esta lista no pretende ser exhaustiva, tan sólo es una muestra de las nuevas realidades teóricas y prácticas del documento que ponen de manifiesto la necesidad de establecer tipologías de nuevo cuño.

Si el documento ha cambiado, la consecuencia que se deriva de este hecho es si el documento puede -o debe- ser tratado y analizado tal y como se analizaba antes de la revolución hipertextual. La segunda problemática que introduce el hipertexto en la ciencia documental es, pues, el tratamiento y análisis del documento. ¿Siguen siendo válidos los métodos tradicionales? ¿Pueden adaptarse para tratar los nuevos tipos de documentos o son precisos otros métodos nuevos?

 

A lo largo de esta tesis se han tratado de forma pormenorizada todos los aspectos relativos al tratamiento del documento hipertextual: la descripción del documento, la catalogación, la indización y clasificación, el resumen documental y la búsqueda y recuperación del documento. No vamos a repetir aquí los detalles de cada una de estas fases y operaciones técnicas pero sí destacar que con los medios anteriores se ha demostrado imposible tratar la información disponible en la red. En primer lugar debido al enorme volumen de información depositada en la Web y en segundo lugar por las características propias de los nuevos recursos presentes en la red. Otra cuestión añadida y que ha sido el verdadero motor de un cambio de rumbo en el tratamiento de la información hipertextual es la posibilidad de acceso directo al documento o recurso de forma casi instantánea y desde cualquier punto de la red. Todo ello sin olvidar los cambios que el propio desarrollo tecnológico alcanzado ha producido en muchas de las tareas que se han llevado a cabo tradicionalmente de forma manual o semiautomática y que ahora pueden practicarse de forma totalmente automatizada gracias al desarrollo de los motores de búsqueda, de los robots y agentes inteligentes, de indizadores, de los lenguajes estructurados, etc; cambios técnicos que no hubieran sido posibles sin el desarrollo tecnológico alcanzado con los ordenadores del presente que ha conducido a una mayor capacidad de memoria de los procesadores actuales, un aumento de las capacidades de interconexión, amplitud del ancho de banda de las redes de transmisión, una mayor capacidad de compresión de la memoria, etc. Avances que no sólo se han producido en los materiales físicos, sino que también han producido un salto cualitativo en otros aspectos relacionados con el software, los programas y las aplicaciones informáticas; la conectividad de las redes; los servicios que ofrece Internet e incluso, con el contenido, diseño y presentación de la interfaces gráficas, etc.

La explosión de Internet parece haber desplazado el papel de las bibliotecas y centros de documentación a un plano secundario puesto que la información ya no se encuentra únicamente en esos antiguos centros del saber, sino que masivamente va invadiendo la red. También cabría preguntarse si es necesario que los usuarios cuenten con un intermediario -biblioteca o centro de documentación- para acceder a una información que se puede localizar directamente en la red, puesto que los nuevos métodos de búsqueda y acceso directo al documento, parecen haber desbordado los tradicionales métodos bibliotecarios para acceder a los nuevos medios y a la información en ellos contenida.

 

Una de las principales funciones de las bibliotecas y centros de documentación ha sido desarrollar sistemas de acceso a los documentos que estén contenidos en su propia colección y estas instituciones se han ido adaptando a las nuevas posibilidades que ofrecía la informática para automatizar sus trabajos técnicos. Aunque ha sido un proceso lento y paulatino pasar de las fichas de cartulina a la microfilmación, a las bases de datos en CD-ROM y a los OPACs, etc; poco a poco se han ido configurando las bibliotecas del siglo XXI, sin embargo, si no quieren perder el tren de los tiempos,  tienen que seguir evolucionando.

 

Como se ha afirmado en el capítulo de esta tesis al tratar el nuevo papel de las bibliotecas, Internet no va a desplazar a las bibliotecas ya que existen barreras culturales, tecnológicas, económicas o físicas, etc. que impiden el acceso de ciertos usuarios a la información accesible en red, pero, a la inversa, esas barreras también se producen y la Biblioteca, sea del tipo que sea, es la que se debe acercar a los usuarios ofreciéndoles unos correctos y funcionales servicios en línea.

Existen millones de usuarios, cada uno de ellos con unos conocimientos y una competencia distinta a la hora de acceder a la información. Debido a su experiencia, los documentalistas y bibliotecarios están perfectamente preparados para llevar a cabo una buena selección y evaluación de recursos digitales y para organizar y establecer con eficiencia unos servicios en los que sigue siendo fundamental organizar la información (sea analógica o digital), aunque el modo de presentación de dicha información y la atención al usuario abarque ahora tanto el campo real como el virtual.

Los cambios tecnológicos en manos de ingenieros e informáticos han ido mucho más rápidos que las transformaciones producidas en las bibliotecas en relación con los procesos técnicos documentales, sin embargo, poco a poco las bibliotecas se van adaptando a los nuevos cambios y el uso de la World Wide Web, las listas de distribución de Internet para atención a usuarios o la elaboración de directorios, boletines, guías informativas, fichero de preguntas más frecuentes (FAQ), dosieres de prensa en línea o servicios de búsqueda y recuperación en línea, son ya algo habitual en muchas bibliotecas tradicionales y, por supuesto, en otras bibliotecas y centros de documentación que han nacido al amparo de la red y sólo existen de forma virtual.

La descripción de contenidos se ha convertido en un campo de batalla para informáticos, lingüistas, bibliotecarios y documentalistas, pero, a pesar del desarrollo y sofisticación de los buscadores y del empleo de robots y agentes inteligentes para indizarclasificar los documentos de la Web, es preciso también describir toda esa maraña de información y organizarla para poder recuperarla de forma eficiente. Así, el uso de metadatos, la utilización de tesauros, la elaboración de ontologías y el empleo y desarrollo de lenguajes documentales, es fundamental para el camino hacia la Web semántica. Los bibliotecarios y documentalistas, tienen pues, un nuevo campo de trabajo en el que aportar sus viejas técnicas, al servicio de las nuevas tecnologías.

Y, por supuesto, la alfabetización en la nueva escritura y lectura hipertextuales es uno de los grandes retos del siglo XXI en donde la escuela y demás instituciones formativas y docentes deben jugar un papel clave.

 

La tinta digital de ceros y unos ha creado un universo de bytes, un mundo paralelo al mundo analógico que es, en parte, una representación de éste al otro lado de las pantallas. Pero los mundos de uno y otro lado de la pantalla no son mundos que caminen en direcciones opuestas o diferentes, sino mundos que convergen, coexisten y se relacionan constante y estrechamente, ya que ambos forman parte, mejor dicho, son... el mundo real del siglo XXI.

 


Bibliografía

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VAN DIJK, TEUN. A. La ciencia del texto. Barcelona, Paidós Comunicación, 1983.

 

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 Título: Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen
 Autora: María Jesús Lamarca Lapuente (currículo personal)

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 Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid

 URL: http://www.hipertexto.info

 Fecha de Actualización: 08/12/2013   

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